domingo, 29 de enero de 2017

Destinados: Capítulo 43

—Lo sé, pero tenemos que irnos. El doctor Karsh quiere hablar con los dos. No tardaremos mucho. Ahora corre a tu cuarto y ponte la camiseta del dinosaurio y unos pantalones.

—Pero no quiero cambiarme.

—Entonces, ve así a la consulta —sugirió su abuela, mirando a Paula con cautela.

—¿Puedo, Pau?

—¿Por qué no? Pero tendrás que dejar los prismáticos en casa. Dáselos al abuelo.

—De acuerdo.

—Pueden usarlos si quieren. Pero deben tener mucho cuidado con ellos —les advirtió Nico.

—Gracias —repuso Alejandra con gesto serio, forzándose a no reír—. Lo haremos.

—Quiero llamar a Pepe—dijo Nico de camino a la consulta del psiquiatra.

—Recuerda nuestra regla. Podrás darle las gracias cuando llegue el momento.

—¿Puedo enviarle un regalo?

—¿Tienes algo en mente? —replicó ella, pensando que no podía negarse.

—Una mosca.

—No lo entiendo.

—¡Pescar es lo que más le gusta!

—Ah —dijo Paula.

A pesar de lo delicado de la situación, no pudo evitar sonreír. ¿Quién sabía qué más cosas había aprendido Nico sobre su héroe cuando habían estado a solas buscando búhos?

—Tendrá que ser una mosca muy especial.

—Eso es lo que él dice. La mayoría de los turistas usan una equivocada.

—Seguro que tu abuelo sabe cuál es mejor. A él también le encanta pescar.

Paula observó a su sobrino, vestido con el uniforme de guardabosques, y su corazón se derritió. Cuando entraron en la consulta minutos después, el psiquiatra miró al niño y, luego, a ella.

—Creí que iba a venir Nico contigo.

—Yo soy Nico —dijo el niño, riendo.

 —Hmm. Quítate el sombrero —dijo el terapeuta cuando se hubieron sentado. Cuando Nico hubo obedecido, comentó—: Te has cortado el pelo desde la última vez que nos vimos.

—Sí. Pepe me llevó a la barbería.

—¿Quién es Pepe?

—Él me ha enviado este traje hoy por correo —repuso Nico.

Aunque la tarjeta había sido firmada por Cecilia Davis, el niño sabía que Pedro había sido el responsable—. Ahora nos parecemos.

—Parece que es un hombre muy amable.

—Es mi mejor amigo.

—Háblame de él.

—Pepe puede hacer lo que sea. Es el jefe de todo el parque.

—¿Te gustó Yosemite?

—Sí. Pepe nos llevó a El Capitán, esa roca enorme donde mi mamá y mi papá murieron. Él puso sus cuerpos en un helicóptero y los mandó con mis abuelos.

—¿Y cómo te sientes respecto a eso?

 —Bien. Lo quiero. Fuimos juntos a cazar y me enseñó un viejo sendero indio. Dijo que podíamos ir a visitar a un viejo indio que es su amigo. Me gustaría que toda mi familia viviera allí.

El terapeuta asintió.

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