lunes, 9 de mayo de 2016

Dos Vidas Contigo: Capítulo 60

Una ambulancia llegó al cabo de lo que serían unos minutos, pero les parecieron horas. Pilar también se acercaba corriendo.

Los médicos mantenían la calma y transmitían datos a una central con eficiencia mientras inmovilizaban el cuello del niño y le tomaban las constantes vitales. Sacaron una camilla y, con mucho cuidado, pusieron al niño en ella. Pedro se sujetó la cabeza con una expresión de desesperación como la que suponía que tendría ella.

Paula vió a Alicia en el camino mientras se montaba en la ambulancia y salían hacia el hospital entre los aullidos de la sirena. Pilar ya estaba en el coche y Pedro agarró las llaves que le dió Alicia justo antes de sentarse en el asiento del conductor.

Estaban bajando a Pablito de la ambulancia cuando Pedro y Pilar llegaron corriendo. Una enfermera les cortó el paso cuando quisieron entrar.

-Sólo los familiares -dijo ella-. Hay una sala de espera allí -señaló una pequeña habitación.

Paula notó que Pedro dudó y ella lo miró.

-Te necesito -le dijo sin importarle lo que podía parecer ni lo que él pensara.

-Yo esperaré -dijo Pilar.

Siguieron a la enfermera. Cuando ella separó una cortina, el médico estaba dando unos puntos en la cabeza de Pablito. Había sangre por todos lados y Paula se puso la mano en la boca para contener un grito.

-Tenía que haberlo vigilado con más atención -dijo con la voz quebrada-. Estaba distraída y...

-Ha sido un accidente -dijo Pedro con calma-. Este diablillo es muy rápido y muy listo. Seguro que esperó hasta que no estuvieras mirando. Tiene una cabeza muy dura. Seguro que no le pasa nada.

Las palabras casi hicieron pedazos el dominio de sí misma que estaba manteniendo.

-Pablo hablaba siempre de tener unos hijos con la cabeza muy dura -le dijo intentando esbozar una sonrisa.

Pedro se puso serio y a Paula le dó  la impresión de que siempre se molestaba cuando hablaba de Pablo.

-A ver qué dice el médico -replicó él inexpresivamente.

La llevó al costado desde donde podía consolar a su hijo y el niño se tranquilizó en cuanto vio a su madre.

-Le hemos puesto anestesia -les explicó el médico mientras cosía la brecha-. Va a tener un buen chichón. Cuando termine, lo llevaremos arriba para que le hagan unas radiografías y un escáner de la cabeza.

-¿Cree que está conmocionado o se ha fracturado el cráneo? -le preguntó Pedro.

-No hay señales de que haya tenido más lesiones -les tranquilizó el médico-, pero conviene tomar precauciones.

Pedro hizo algunas preguntas más que ella sólo escuchó parcialmente porque estaba concentrada en consolar a su hijo. Le dejaron que se quedara con él mientras le hacían las pruebas y Pedro bajó a la sala de espera para tranquilizar a Pilar.

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