domingo, 8 de mayo de 2016

Dos Vidas Contigo: Capítulo 54

Le parecía una traición, pero era verdad. Pablo no había llegado a saber lo que había debajo de su superficie. Le habría gustado que fuera a todos los actos sociales como su madre, que se prestara voluntaria para obras que no fueran ni demasiado sucias ni exigentes, que fuera una madre a tiempo completo y satisfecha de educar a sus hijos... Las dos primeras cosas le habrían espantado. La tercera... Adoraba ser madre, pero también adoraba el reto que suponía su trabajo y se habría sentido incompleta si no hiciera algo parecido. Pedro lo entendía. Como la entendía en otros aspectos. A veces parecía como si supiera lo que estaba pensando ella antes de que abriera la boca.

-Te conozco sólo desde hace unas semanas -dijo ella con la voz vacilante a pesar del esfuerzo que estaba haciendo por no perder la calma- y ya puedo imaginarte como parte de mi vida... durante mucho tiempo. Todo lo que descubro de tí hace que me gustes cada vez más.

-Muy bien, entonces...

Ella le tapó la boca con la mano.

-Pero tengo que pensar en Pablito. No puedo cometer errores que puedan afectarlo. Tenemos que ir despacio. ¿Lo entiendes?

Él asintió con la cabeza y ella notó que le estaba dando un beso en la palma de la mano. Él apartó la mano, pero no la soltó.

-Gracias por tu sinceridad -el pecho le subía y bajaba-. Hay algo que yo también quiero decirte.

-¿No podrías decírmelo más tarde? -le espantaba dejarle con la palabra en la boca cuando la miraba con unos ojos tan azules y sinceros-. De verdad, tengo que volver a casa.

-Claro -le soltó la mano-. Te acompañaré un poco. Te prometo que no permitiré que Pilar me vea.

Tres días después, Pedro se dirigía hacia la casa y se dijo que era un cobarde. Se preguntó si Paula se habría dado cuenta del alivio que sintió cuando le pidió que pospusiera lo que tenía que decirle. Aun así... estuvo a punto de decírselo. Quería hacerlo, pero ¿estaría ella preparada para oírlo?

Claro que no lo estaba .¿Cómo iba a haber alguien que estuviera preparado para oír semejante cosa? Ella había dicho que estaba empezando a quererlo y él sólo podía rezar para que esos sentimientos hicieran que ella lo perdonara por haberla engañado, que le permitieran aceptar que Pablo era parte de él y lo sería siempre.

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