domingo, 8 de mayo de 2016

Dos Vidas Contigo: Capítulo 53

-Estoy abochornada. ¿Qué pensará?

-Que eres una mujer joven que no debería pasar sola el resto de su vida; que se alegra de que seas felíz; que eres afortunada de tener un semen tal atractivo y viril como yo.

Ella levantó la cabeza sin poder contener la risa y fue a darle un puñetazo en el pecho.

-En serio...

Pedro le sujetó el puño antes de que lo alcanzara.

-Algunas cosas las digo en serio -se le oscureció la mirada-. Digo en serio que eres la mujer más hermosa que he conocido en mi vida.

Ella sonrió.

-A lo mejor eres parcial.

-A lo mejor.

Él sonrió con un brillo en los ojos azules y se puso a cantar una canción que hablaba de la belleza de una mujer.

Paula sintió un escalofrío en todo el cuerpo. A Pablo le encantaba aquella canción y la cantaba a menudo. Ella todavía tenía el CD por algún lado, pero no lo había puesto desde su muerte.

Pedro se quedó callado y la miró.

-¿Qué pasa?

-Yo... Pablo cantaba esa canción todo el rato -estaba demasiado impresionada como para disimular.

Los ojos de Pedro perdieron la expresión y su gesto se tornó serio.

-Lo siento -dijo con un tono seco mientras apartaba las manos.

-No... me ha sorprendido. La verdad, haces y dices muchas cosas que me recuerdan a él.

Él arqueó las cejas.

-¿Quieres decir que estás conmigo porque te recuerdo a él?

Ella habría jurado que su voz sonaba algo ofendida, aunque su cara era inexpresiva y su actitud era la de un hombre al que no le importaba la respuesta.

-Claro que no. Eso es una tontería.

-¿Lo es? ¿Qué tiene de tonto que espere que la mujer que empiezo a querer no esté conmigo sólo porque le resulto conocido?

El rostro le fue cambiando a medida que hablaba y se hizo todavía más distante. Ella se dió cuenta de que se había arrepentido de lo que había dicho.

-Es una tontería porque no es verdad -dijo ella tranquilamente sin apartar la mirada de su cara-. Es una tontería porque la mujer que empiezas a querer cree que también empieza a quererte y eso la asusta.

Sus ojos se suavizaron.

-¿De verdad? -volvió a abrazarla y le besó la frente antes de apartarse un poco para mirarla-. Lo siento si he exagerado. Me siento en desventaja, como si tuviera un rival con el que nunca podré competir.

-No tienes un rival -Paula tomó aire-. A veces parece que me conoces demasiado bien para el poco tiempo que llevamos juntos. Pablo... Pablo me amaba, pero nunca me entendió realmente; mis esperanzas, mis sueños... Quería tenerme en una torre de marfil, como había estado su madre toda su vida. Nunca entendió que para mí fuese importante participar en lo que pasaba alrededor, ser diferente -sonrió forzadamente-. Habríamos tenido una discusión por mi trabajo. Él lo habría detestado.

-Pero a tí te gusta.

-Sí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario