¿Acaso se había olvidado de eso?
Sus ojos se abrieron sorprendidos.
—Yo no hice eso.
Él nunca le había mentido hasta entonces y ella no podía tolerarlo, ni siquiera para no herirle en su orgullo.
—Sí lo hiciste. Cuando me tocaste ese día, sabías que ella lo vería. Ni siquiera tengo claro si el beso de ayer no tuvo la misma intención —dijo ella, admitiendo el más terrible de sus miedos.
—Si te he tocado alguna vez, ha sido porque quería hacerlo, mi tesoro, ¿cómo puedes creer lo contrario? ¿Acaso me crees tan ruin como para utilizarte de ese modo?
Visto de ese modo... por su expresión podía deducirse que estaba ofendido.
—No niego que sus celos ante tus atenciones no me complacieran, pero nunca he alentado esas cosas. Pedro Alfonso no lo necesita.
Genial. Ahora no sólo había ofendido su sentido de la integridad, sino también su orgullo.
El gesto de Pedro marcaba bien su musculatura, y Paula se distrajo de la conversación.
—¿Levantas pesas?
—¿Qué?
Su cara se tiñó de rojo cuando se dio cuenta de lo que había dicho y la cara divertida de Pedro.
—Nada, no es importante.
—Eso es cierto. Tenemos otras cosas de las que hablar. ¿Te disgustarías si no tuviéramos una gran boda?
—No me importa.
No le importaba casarse en el Registro Civil si creyera que Pedro deseaba realmente casarse con ella.
—Bien. Quiero casarme antes de volver a Italia.
—No he dicho que me vaya a casar contigo —ni siquiera tenía que estar considerando la posibilidad—. Mira, si todo esto es por lo que dijiste ayer, no tienes que preocuparte. Ya sé que no lo decías en serio en ese momento. Estabas muy afectado.
—¿Afectado? ¿Yo? Eso es algo de jovencitas y de mujeres mayores.
Ella cada vez se estaba poniendo más nerviosa.
—Lo que quiero decir es que no te tomo la palabra por lo de ayer.
—Pero, cara, es que yo sigo pensando igual que ayer.
—¿Qué es lo que piensas?
—Me dejaste hacerte el amor. Eso implica cierto grado de responsabilidad.
Era demasiado listo.
Ella ni siquiera intentó rebatir la idea de que le había hecho el amor, porque a todos los efectos, se lo había hecho.
—Muchas mujeres se acuestan con hombres sin tener que casarse por ello— replicó ella.
—Pero tú no.
Ella le lanzó una mirada de odio, deseando borrar esa sonrisa de auto complacencia de su cara.
—Tal vez sí.
Él se echó a reír y ella quiso gritar.
—Ayer admitiste que estabas intacta. No intentes provocarme ahora.
—Que no haya tenido sexo con un hombre no quiere decir que no me haya dejado tocar — añadió ella.
¿Cómo podía haber olvidado su arrebato de furia el día anterior cuando ella lo provocó del mismo modo?
En un segundo, la silla cruzó la habitación y la agarró de los hombros con las manos.
—Dime la verdad —dijo él, como si cada palabra fuera una bala.
—¿Por qué estás tan enfadado? —preguntó ella, sintiéndose indefensa ante aquella reacción.
—¿Preguntas eso después de lo de ayer?
Gracioso, pero hasta entonces pensaba que lo del día anterior sólo le había ocurrido a ella. Desde luego, fue Pedro quien lo provocó, pero ella no había pensado que le pudiera haber afectado de ningún modo. Aparentemente, darle a una mujer su primer orgasmo, o varios, hacía que un hombre se sintiera posesivo.
—Nunca he dejado que ningún hombre me tocara como lo hiciste tú— admitió ella entre dientes. No quería provocar otra escena como la del otro día.
—Eso era lo que creía. No me engañes más —dijo, acariciándola.
—Eres un mandón.
—Es lo que pasa cuando se es el hermano mayor —se encogió de hombros y cambió de tema.— Los médicos han dicho que podemos volver a casa dentro de una semana.
—¿Y la terapia?
—Ya he hablado con un eminente fisioterapeuta para que me trate en nuestra casa en Milán.
Otra vez estaba asumiendo que ella accedería.
Excelentes los 5 caps ojalá Pau no se la haga fácil pero lo dudo, está muy enamorada de él
ResponderEliminarMuy buenos capítulos! Espero que lo que le propone Pedro no sea solo por estar resentido con Giuliana...
ResponderEliminarBuenisimos!!! Quiero el casamiento yaaaa!!!
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