domingo, 28 de febrero de 2016

Necesito Tu Amor: Capítulo 51

Aún estaba intentando comprender el deseo de Pedro de intentar una fecundación artificial cuando entraron en el despacho del doctor. Lo único en lo que podía pensar era que no se creía capaz de concebir a sus hijos de ningún otro modo.

Ella odiaba pensar que él se atormentaba por eso, pero sabía demasiado poco de ese asunto como para poder ayudarlo a superar sus miedos.

Tal vez debiera hablar con Tomás.

—No será necesario realizar el procedimiento más agresivo, la fertilización in vitro —dijo el doctor, atrayendo así la atención de Paula—. Le realizaremos una extracción de esperma, señor Alfonso. Es un procedimiento que no requiere hospitalización y es casi indoloro.

Pedro  asintió con la cabeza.

El médico se giró hacia ella.

—Usted tendrá que someterse a una inseminación intrauterina, señora Alfonso.

Paula encontraba aquella conversación muy violenta. Él habló de las opciones, y le hizo preguntas acerca de su ciclo de fertilidad para las que ella no tenía respuestas muy claras. Nunca había llevado un calendario como hacen muchas mujeres.

Después de la tercera pregunta sin respuesta, Pedro suspiró.

—¿Prefieres que me vaya para que hables de estos detalles con el médico?

Ella se sintió enrojecer aún más.

—Sí -dijo, pidiéndole comprensión con la mirada.

Su media sonrisa le indicó que sí la comprendía. Salió del despacho y cerró la puerta.

—Me sorprende que se haya marchado, señora Alfonso. Su marido es un hombre al que le gusta mantener el control y sus deseos de protección hacia usted son evidentes.

Él había pensado en sus sentimientos y al menos en aquello su relación había avanzado.

Ella sonrió complacida por que hubiera pensado que a ella le resultase embarazoso hablar de ciertas cosas delante de él.

—¿Qué me estaba diciendo de la inseminación intrauterina?—deseaba acabar con aquello cuanto antes para volver con Pedro.

—Es el procedimiento menos complicado para este tipo de tratamientos y no hay razón para estar nerviosos.

Ella asintió, animándolo a continuar. El doctor le explicó lo que necesitaba hacer para prepararse para el procedimiento y cómo llevar el control de su temperatura corporal y otros indicadores fisiológicos que determinasen el momento óptimo para realizar la inseminación.

—Aunque es un procedimiento sencillo, puede ser algo doloroso. ¿Lo entiende, verdad? -—dijo el doctor para acabar.

Ella asintió con la cabeza a pesar de que no entendía por qué tenía que doler. Hablar de aquellas cosas con hombres, aunque fueran un médico y su marido, no hacían que se sintiera cómoda.

—Notará algo entre una incomodidad y dolores fuertes durante el procedimiento. Sólo un tres por ciento de las mujeres que se someten al tratamiento declaran haber sufrido más que dolores leves.

Aquello era más reconfortante, pero no se lo diría a Pedro. Tal vez no la dejase someterse al procedimiento, y ella quería tener un niño. Lo deseaba.

—No me preocupa —declaró Paula.

—A veces se necesitan hasta seis intentos hasta conseguir la concepción —avisó el médico.

Ella esperó que Pedro se hubiera recuperado para entonces, pero asintió.

Volvieron a llamar a Pedro y el doctor les dio toda la documentación necesaria para que estuvieran informados. Ella miró los papeles y luego al doctor.

—¿Se supone que tengo que tomarme la temperatura todos los días?

—Sí. Y...

—No se preocupe. Leeré las instrucciones —interrumpió ella. No quería que él médico le explicase nada más delante de Pedro. Ya lo había pasado bastante mal hablando sólo con el médico.

Salieron de la clínica después de concertar una cita para Pedro para el martes siguiente.

El día después de la cita, Paula lo siguió hasta la sala de fisioterapia. Tomás no había llegado, pero Pedro ya se había colocado en la máquina de remo y estaba entrenando con la misma concentración con que hacía todo en la vida. Paula rellenó una botella de agua y la colocó a su lado.

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