domingo, 21 de febrero de 2016

Necesito Tu Amor: Capítulo 29

Fede volvió a Nueva York por la noche. Paula estaba viendo la televisión en un sillón de la salita de la suite cuando él llegó. Ella ya sabía que había pasado a ver a Pedro y esperaba ver cómo respondía a las noticias de que se iba a casar con su hermano.

Fede se quitó el abrigo y lo colgó en el respaldo del sofá. Se sentó enfrente de ella y la miró.

—Entonces ¿te vas a casar con mi hermano? Eso sí que es trabajar rápido, teniendo en cuenta que hace nada estaba prometido con Giuliana.

—Yo no le puse una trampa.

Fede le sonrió y se encogió de hombros.

—Pero lo conseguiste, píccola mía. Eso está bien.

¿Sí? La duda la invadía desde que dejó a Pedro en el hospital.

—Él no quiere casarse conmigo.

—Me aseguró que sí.

—Eso es lo que él piensa. Se siente mal porque no puede andar y Giuliana ha roto su compromiso. Tan pronto como todo vuelva a su lugar, se arrepentirá de esta locura.

La sonrisa de Fede desapareció.

—No está loco. Pedro te necesita ahora y lo reconoce. Demonios, creo que siempre te ha necesitado, sólo que no se ha dado cuenta hasta que ha pensado que te perdería para siempre.

Entonces Pedro le había contado el enfrentamiento con Giuliana.

—La respuesta de mi hermano a sus necesidades actuales es el matrimonio. Teniendo en cuenta tus sentimientos hacia él, es la solución ideal.

Los hombres a veces eran de lo más obtusos.

—Ni siquiera me ha dicho si sigue queriendo a Giuliana.

—No es tan estúpido.

—Yo pensaba que era bastante lista hasta que acepté casarme con Pedro.

¿Qué mujer aceptaría casarse con un hombre que no la quería ni lo pretendía? Incluso si ese matrimonio era su mayor deseo... Fede sacudió la cabeza.

—Es una buena decisión. Es lo que él quiere y lo que tú quieres. ¿Qué podría mejorarlo?

Que Pedro la quisiera por las razones justas. No se molestó en decirlo, Fede no lo entendería; en muchas cosas su arrogante hermano y él eran iguales.

—Mis padres serán tus nuevos padres, y yo tu hermano —dijo abriendo los brazos y sonriendo—. Esto sólo puede ser bueno.

Ella estaba demasiado nerviosa como para reírse con sus gracias.

—¿De verdad piensas que estoy haciendo lo correcto?

Fede alargó la mano y le tomó la suya, apretándosela.

—No es que sea lo correcto, sino que es muy bueno, píccola. Me encantará tenerte en nuestra familia, ¿Y no te gustaría ser mi hermana?

Ella asintió, sonriendo tímidamente, consiguiendo calmar sus dudas y temores con el apoyo de Fede a su matrimonio con Pedro. Pero, ¿qué pensarían sus padres? ¿Creería su madre que Paula había atrapado a Pedro en un momento de debilidad como Fede había sugerido en broma?

La preocupación la mantuvo despierta casi toda la noche y las dos siguientes antes de la boda.

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