viernes, 26 de febrero de 2016

Necesito Tu Amor: Capítulo 45

Él la besó, y la reacción carnal no se hizo esperar; pronto sus manos estaban recorriendo su espalda y su trasero con seguridad. Ella se dejó llevar sin protestas, necesitada de la intimidad física después de la negación de los lazos emocionales.

Llegaron tarde a la sesión de fisioterapia, pero Tom se rió bromeando acerca de los recién casados. Dijo que entendía cómo una mujer como ella podía hacer que Pedro se retrasara por las mañanas y ella se preguntó si Tomás entendería también que Pedro no se dejara tocar por su mujer...

Pedro  había vuelto a hacerlo; la había seducido, pero no había dejado que ella lo tocara mientras la exploraba. Ella se preguntaba el motivo y si Pedro vería como una traición que consultara a Tomás si había alguna razón fisiológica que explicase ese comportamiento.

Pedro  tiraba y tiraba en la máquina de remo con una fuerza procedente de la frustración. Quería andar, maldición. Quería hacerle el amor a su mujer. Con todo su cuerpo.

La noche anterior pensó que habría una posibilidad cuando su miembro tuvo una erección a medias al empezar a tocarla, pero aquello no duró y aquello le dejó una sensación odiosa de incapacidad sexual.  Esa mañana ella había querido hablar de sus emociones y él no había sabido qué sentía.

La necesitaba en su vida como no había necesitado a Giuliana, pero su incapacidad sexual restaba puntos a esa verdad e ignoraba si su esposa lo sabría. Ella se había enfadado cuando no había sido capaz de decirle que la amaba, pero ¿no se daba cuenta de que lo que ellos tenían era más duradero que el ideal de amor romántico?

Él se había entregado a ella, y ella a él. En su momento, vendrían los niños. Había esperado poder concebirlos de forma natural, pero la repetición aquella mañana de la erección a medias de la noche anterior había puesto fin a sus esperanzas.

Quería que Paula se quedase embarazada. Había pensado que la consumación del matrimonio la situaría definitivamente en su papel de esposa, pero aún notaba la inquietud que había en ella. Una vez que estuviera embarazada, no volvería a pensar en marcharse nunca más.

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