viernes, 12 de febrero de 2016

Necesito Tu Amor: Capítulo 2

No se paró a peinarse el largo pelo castaño que le llegaba a la cintura y lo dejó trenzado.

Tampoco se maquilló. Se vistió con unos vaqueros gastados, un jersey ligero y deportivas. No se puso sujetador ni calcetines.

Poco después de dos horas estaba entrando en el hospital y preguntando por Pedro.

La mujer que estaba detrás del mostrador de información la miró y preguntó:

-¿Es familia suya?

-Sí -mintió ella sin pensarlo dos veces.

Los Alfonso siempre habían dicho que ella era como de la familia, la única familia que le quedaba a ella, y el hecho de no tener vínculo de sangre era irrelevante en aquel momento.

La mujer asintió con la cabeza:

-Llamaré a un ordenanza para que la acompañe.

Cinco minutos después, que a ella le parecieron cinco horas, un joven vestido con una bata verde llegó para acompañarla hasta la UCI.

-Me alegro de que esté aquí. Llamamos a su familia a Italia hace tres horas -entonces, justo antes de que Federico la llamara-, y aún tardarán otras cinco o seis horas en llegar. En casos como éste, tener a los seres queridos cerca en las primeras horas puede ser importante.

Bueno, tal vez ella no fuese uno de sus seres queridos, pero ella sí lo quería y eso tenía que servir de algo.

-¿Qué quiere decir con eso de «en casos como este»?

-Usted ya sabe que el señor Alfonso está en coma, ¿no?

-Sí.

-El estado de coma es aún un misterio incluso con los avances médicos actuales, pero creemos que la presencia de las personas importantes en la vida del paciente puede ayudar a sacarlo de este estado.

El ordenanza dijo esto con un tono ácido que ella no pudo comprender.

Se detuvieron en la entrada de la UCI para que las enfermeras le dieran instrucciones para su visita a Pedro. Allí se enteró también de que el supuesto ordenanza que tan bien conocía el estado de Pedro no era tal, sino un interno, ayudante del médico de guardia de la UCI.

Al entrar en la UCI, ignoró toda la parafernalia médica alrededor de Pedro y sólo se fijó en el hombre de más de un metro y noventa que estaba en la cama. Casi dos metros de vida, tan inertes como una figura de escayola. Sus preciosos ojos miel estaban cerrados y tenía lesiones en la cara y una mancha rojiza en un hombro.

No parecía llevar nada bajo la sábana y la manta que le cubrían hasta el pecho. Su respiración era tan débil, que Paula se llevó un susto tremendo al pensar que no respiraba en absoluto.

Avanzó hasta la cama y alargó la mano para tocarlo. Necesitaba desesperadamente sentir la fuerza de la vida latir bajo su piel. Al ver que no tenía ninguna venda, colocó suavemente la mano sobre la parte izquierda de su pecho y casi le fallaron las rodillas por la emoción.

El latido constante del corazón de Pedro bajo sus dedos era la prueba de que, por muy pálido que estuviera, seguía vivo.

-Te quiero, Pedro. No puedes morir, por favor. Lucha, sigue luchando.

No se dió cuenta de que estaba llorando hasta que el interno le pasó un pañuelo de papel para que se secara las lágrimas que le corrían por las mejillas. Ella lo tomó y se secó sin quitarle los ojos de encima al hombre que estaba en la cama.

-¿Qué ocurrió? -preguntó ella.

-¿No se lo han dicho?

-Colgué el teléfono antes de que su hermano tuviera tiempo de decírmelo. Llegar aquí cuanto antes me pareció más importante que entretenerme con detalles -admitió ella.

-Le dispararon cuando intentaba salvar a una mujer de un atraco.

-¿Le dispararon? -las únicas vendas que podía ver eran las que tenía en la cabeza.

-La bala sólo le rozó el cráneo -dijo el interno señalando las gasas-, pero cayó al suelo en medio de la carretera y un coche lo atropello.

-¿Y las heridas?

-Se las hizo un coche.

-¿Hay algún daño permanente?

-Los médicos no lo creen, pero no podremos saberlo hasta que no se despierte.

Algo en su voz hizo que Paula se pusiera en alerta:

-Dígamelo.

-Alguno de los traumatismos puede provocar una parálisis temporal o permanente, pero no podremos saberlo hasta que no salga del coma.

-¿Dónde está el médico?

Quería más información, más opiniones aparte de la de un interno, por muy informado que pareciera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario