domingo, 16 de agosto de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 3: Capítulo 39

—A mí me parece que hiciste caso a tu intuición. Es importante encontrar el trabajo idóneo. Ayuda a definirte como persona. ¿Por qué ibas a querer pasar casi todo el tiempo en un sitio donde no estabas a gusto?
—Dicho de esa forma, me siento en sintonía con el universo —Dani lo miró fijamente.
—Lo estás. Dani, has hecho bien. No estás desesperada, no te conformes.
Él tenía una mirada firme y una expresión amable. Ella asintió lentamente con la cabeza.
—Tienes razón. Buscaré hasta dar con el trabajo idóneo. Quizá entonces no lamente los años que he desperdiciado.
—Eres demasiado joven para lamentaciones —replicó él con las cejas arqueadas.
—Te sorprenderías —Dani dió un sorbo de café—. Mi familia tiene restaurantes. Toda mi vida quise entrar en el negocio. Mis padres murieron cuando era pequeña y mi abuela me crió con mis tres hermanos. Mi relación con Gloria siempre tuvo algo tortuoso. Es mi abuela, pero era como si le cayera mal —se calló un instante—. Creo que debería dejar de hablar…
—Por mí no lo hagas —le tranquilizó él—. Escucho muy bien.
—Es verdad… —ella frunció el ceño levemente—. ¿Cómo lo haces?
Por un instante, habría jurado que él se sintió incómodo, pero luego, sonrió.
—Es un don. Sigue. Gloria era un bicho.
—Peor —ella sonrió—. Hice unos masters y volví a casa para trabajar en la empresa familiar. Tiene cuatro restaurantes. Dos de comida elaborada, un bar dedicado a los deportes y un sitio que se llama Burger Heaven. Me puso a trabajar allí y me pareció bien. Yo misma estaba deseando ponerme a prueba. Pero el tiempo fue pasando y yo no conseguía que me dijera nada de cambiarme a los otros restaurantes. Nada de lo que hacía la satisfacía —sacudió la cabeza—. Al final, me despedí.
—Hay algo más, Dani —él la miró con detenimiento—, pero si no te apetece hablar de ello, lo entiendo.
Ella le creyó. A él no le importaría que se marchara. Aun así, le apetecía contarle toda la historia, contársela a alguien que no fuera de la familia.
—Gloria y yo tuvimos una discusión terrible. Le exigí que me dijera por qué me tenía marginada. Me dijo que yo no era una verdadera Alfonso. Mi madre tuvo una aventura y yo fui el fruto. Nunca dejaría que trabajara en otro sitio que no fuera el Burger Heaven. Me dijo que yo no lo valía. Me despedí.
—Parece una mujer muy amargada.
—¿Estás de su lado? —Dani parpadeó.
—No. Digo que si te crió y luego se negó a valorar tus posibilidades por algo que no es culpa tuya, es que su vida está llena de normas. Eso, normalmente, hace que la gente no sea feliz.
—No lo había pensado. Sinceramente, aunque te parezca una persona despreciable, no me importa que sea infeliz. Ha sido malvada conmigo durante mucho tiempo.
—Bueno, te despediste y ahora buscas algo que te guste.
—Sí, no me importa cuánto tarde.
—¿Y tu padre? ¿También estás buscándolo?
—No —Dani dió un sorbo de café—. Me da miedo. Supongo que no sabía nada de mi existencia, pero ¿y si lo sabía y se desentendió?
No quería más rechazos por el momento.
—¿Es motivo suficiente para no buscarlo? —preguntó Marcos.
—Hasta ahora ha dado resultado.
—Es tu familia. ¿Hay algo más importante?
Ella pensó que era una buena pregunta.
—¿Qué me dices de la tuya?
—Tengo dos hermanas casadas. Entre las dos tienen siete hijos —sonrió—. Me encanta ser tío.
—¿No tienes hijos?
Se puso serio, pero en seguida se relajó.
—No me he casado.
Ella pensó que debía tener treinta y muchos años. Aunque no todo el mundo se casaba, era raro que Marcos no lo hubiera hecho. Era estupendo. Era amable, sensible y se podía hablar cómodamente con él. El tipo de hombre que… ¡Claro! Era homosexual.
Lo miró con atención. Tenía todos los rasgos. Un trabajo normal, un aspecto impecable, interés en la conversación sobre asuntos reales, ausencia de chispa sexual…
El alivio dió paso a la satisfacción. Si era homosexual , podrían ser amigos.

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