domingo, 16 de agosto de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 3: Capítulo 44

No parecía molesta, más bien desconcertada e impotente. Se puso en jarras y lo miró.
—¿Cómo puede interesarte tanto la cantidad? ¿Cómo es posible que te de igual la persona que lleva dentro?
—Para tí, sólo importa qué hay dentro… —dijo él.
—Naturalmente. Quiero tener alguna relación con mi pareja sexual. Eso te parecerá reaccionario.
—No.
Pedro se preguntó por los hombres que habrían pasado por su vida. ¿Quiénes eran y por qué no se había casado? ¿Se habría negado ella o no se lo habían pedido?
—¿Sales con alguien?
—¿Cómo? No, pero ésa no es la cuestión.
—Entendido. Era pura curiosidad.
—No estamos hablando de mí —Paula se cruzó de brazos—. Explícame el proceso mental, Pedro. ¿Por qué actúas de esa manera?
Podría darle cien respuestas distintas. Argumentos ingeniosos que había empleado otras veces, pero no quería emplearlos con Paula.
—No soy el tipo de hombre con el que se casan las mujeres. No soy el tipo de hombre con el que las mujeres mantienen una relación seria.
Paula esperó un instante, abrió la boca y volvió a cerrarla.
—¿Ya está? ¿Te portas como un perro con las mujeres porque no es culpa tuya?
—No soy un perro. Digo muy claramente lo que va a pasar y lo que no. Digo la verdad.
—Tienes razón. Perdóname —Paula se sentó en el sofá de cuero—. ¿Dices que actúas así porque el mundo espera muy poco y has decidido vivir a su altura?
Él no lo habría dicho así y se sintió incómodo. ¿Cómo habían empezado a hablar de eso? Se sentó en el otro extremo del sofá.
—No tienes muy buen concepto de mí.
—No me das motivos para tenerlo mejor.
Tenía razón. Normalmente, no le importaba lo que las mujeres pensaran de él. Había suficientes que lo adoraban y las demás le daban igual. Sin embargo, Paula era distinta por algún motivo.
—Hubo una chica —dijo Pedro lentamente—. Jenny, la conocí cuando entré en un equipo filial. Todos los equipos importantes tienen equipos filiales para formar jugadores.
Ella sonrió y él pudo ver la arrugas que se formaron en los pliegues de los ojos.
—Sé lo que es un equipo filial. No soy muy aficionada, pero tampoco una ignorante absoluta.
—Perfecto. Conocí a Jenny y fue maravilloso desde el principio. Era guapa, lista y graciosa y yo estaba loco por ella.
Paula se revolvió en el sofá y torció el gesto.
—Así que fuiste normal una vez.
—Más que eso. Estuve enamorado.
No le gustaba recordarlo. Aquellos tiempos con Jenny fueron los mejores de su vida, pero el accidente... No sabía si se repondría alguna vez.
—No puedo imaginarte enamorado. ¿Quieres decir siendo fiel y deseando tener un porvenir enamorado?
Ella lo dijo vacilantemente y él quiso pensar que se debía a la envidia o algo parecido, pero tuvo la sensación de que era incredulidad.
—Le pedí que se casara conmigo.
—No lo sabía —susurró Paula.
—Nadie lo sabe.
Pedro se inclinó hacia delante, apoyó los codos en las rodillas y se quedó mirando el suelo. Sin quererlo, recordó todo lo ocurrido aquella noche. Llovía, aunque hacía calor. No hubo partido por la lluvia. El campo estaba machacado después de tres días jarreando. Jenny y él estaban sentados en los escalones que llevaban a su casa. Recordó la sensación de su cuerpo cerca del de él y cómo le brillaba el pelo largo y rubio a la luz de la luna. La miró y supo que era la mujer más hermosa que había visto. Era todo lo que había deseado siempre: alguien a quien podría querer toda la vida. Le pidió que se casara con él.
—Ella no quiso.
Lo dijo inexpresivamente, como si aquellas palabras no tuvieran significado. Como si no recordara lo que sintió al oír su risita de sorpresa.
—Lo siento —dijo Paula.
—No lo sientas todavía, eso sólo es una parte. Dijo que no estaba interesada en casarse conmigo. Que creía que yo era muy divertido y fantástico en la cama, pero el matrimonio ni se lo planteaba. Que no era el tipo de hombre con el que se casaban las mujeres. En realidad, estaba saliendo con alguien. Él iba a pedírselo y ella iba a aceptar. Yo era el tipo de hombre con el que las mujeres se daban el último revolcón, pero no con el que querían compartir un trayecto largo.

2 comentarios:

  1. Ayyyyyyyy, pobre Pedro, tuvo una desilusión amorosa, x eso actúa así. Va a costar que se vuelva a enamorar. Me encantó la maratón.

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  2. Muy buena la maratón!!! así que esa es la razón por la que actúa así! Ojalá Paula lo haga cambiar!

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