miércoles, 26 de agosto de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 3: Capítulo 73

—Ha cambiado —afirmó Pedro—. Está haciendo un esfuerzo.
—Con vosotros, los chicos —farfulló Dani—. Sois su familia.
—Estuvo fantástica con Sofía y el bebé —comentó Matías—. No le hizo ninguna gracia que Sofía estuviera esperando el hijo de otro hombre, pero estuvo simpática, Casi encantadora. Sinceramente, yo no daba crédito.
—También se portó muy bien con Clara e incluso le dijo que la próxima vez llevara a Luz—añadió Agustín.
—Me tienta hablar con ella —reconoció Dani—, pero no lo bastante.
—¿Quieres que le diga algo? —se ofreció Pedro.
—No —contestó Dani—. Es mi dragón. Tengo que hacer las paces o matarlo. Metafóricamente hablando, claro. No creo que haya que matar a Gloria, aunque…
—Nadie lo cree —le dijo Matías—. Estamos de tu parte. Que lo sepas.
—Lo sé —ella sonrió—. ¿Qué te pasa Pedro? No se sabe nada de ti desde hace semanas.
—Tengo un buen motivo. Hay un par de cosas que quiero comentaros —miró a Agustín—. Tienes mi carta de dimisión, ¿verdad?
Dani los miró a los dos y luego clavó la mirada en Pedro.
—¿Vas a dejar de trabajar aquí? ¿Sin más? ¿Lo sabías? —le preguntó a Matías.
—Algo había dicho —contestó Matías un poco incómodo.
Dani agarró un nacho, se lo metió en la boca y lo masticó con furia.
—Siempre soy la última en enterarme. Les  juro que la próxima vez que tenga un secreto no os lo diré.
—No era un secreto —replicó Pedro—. Llevo algún tiempo pensándolo. No dirijo bien este sitio. Seguramente, porque no me interesa. Ya hay algunos directores buenos.
—Lo sé. No le des más vueltas —lo tranquilizo Agustín—. Tomaran el relevo hasta que encuentre a alguien —miró a Dani—. ¿Te interesa?
—¿Trabajar aquí? No, gracias.
—Serías la jefa. Me gustaría que quedara en familia. Y no digas que no eres de la familia porque sí lo eres.
—No es lo mío —Dani miró alrededor—. Quiero un restaurante de verdad. No quiero comida de picar y bebidas alcohólicas. Pero te agradezco la oferta.
—Entonces buscaré a alguien —dijo Agustín—. Si cambias de idea, dímelo.
—Lo haré, pero no esperes nada —Dani se volvió hacia Pedro—. ¿Qué más quieres contarme?
—Hay algo, pero esto no lo sabe nadie.
—Fantástico.
—¿De qué se trata? —preguntó Matías mirándolo fijamente.
—Fastidia no saberlo todo, ¿verdad? —comentó Dani.
—¿Siempre ha sido tan insoportable? —preguntó Agustín a Pedro.
—Y mucho más.
—Vamos —Dani se retorció en la silla—. Basta de suspense. Larga.
Pedro no había pensado cómo decir lo que iba a decirles.
—Una de las enfermeras es la causante de que Gloria haya cambiado —empezó Pedro—. Paula se ha portado de maravilla con ella. Ha sido paciente sin dar su brazo a torcer. Cuando Gloria se pone insoportable, ella no entra al trapo. Paula…
—Estás saliendo con ella —Dani le dio una palmada en el brazo—. Matías y Agustín están asintiendo con la cabeza, lo que significa que ya la conocen. Estás saliendo con ella y no me lo habías dicho.
—Ocurrió de pronto. En realidad, no estamos saliendo —Pedro dudó—. Tenemos algo… De acuerdo, me gusta. ¿Puedo volver a lo importante del asunto?
—¿Te gusta? —Dani lo preguntó con incredulidad—. ¿Como si te gustara de verdad y estuvieras dispuesto a ver hasta dónde llega la relación?
—Sí. ¿Tienes algún inconveniente?
—No —Dani miró a Matías y a Agustín—. Vosotros deberíais decir algo.
—Tú estás molestandolo muy bien —dijo Agustín.
—No estoy molestandolo. Me alegro de enterarme de que Pedro ha encontrado una chica.
—Su hermana, Delfina, está enferma —Pedro hizo caso omiso del comentario de Dani—. Tiene hepatitis C y necesita un trasplante de hígado. Pero es difícil encontrar uno compatible por el grupo sanguíneo. He hablado con Paula y con un par de centros de donaciones. Quiero divulgar la necesidad de que la gente se haga donante. Eso significa aceptar algunas de las entrevistas que he rechazado durante los últimos meses. Eso significa que mi nombre aparecerá en la prensa y tendrá repercusiones para ustedes. Son mi familia y la gente hará comentarios.
—Intentarán machacarte —dijo Agustín—. Te preguntarán de todo.
—¿Estás preparado? —preguntó Dani—. Será humillante.
Él lo sabía. Seguramente se convertiría en la víctima de muchos chistes.
—No se trata de mí —replicó Pedro—. Si las cosas no cambian, Delfina morirá. No se me ocurre otra forma de ayudarla.
—Entonces, haz lo que tengas que hacer —dijo Matías—. Nosotros estamos de acuerdo.
—¿Están seguros? —preguntó Pedro.
—Claro que estamos seguros —contestó Dani—. Nada tiene importancia si se compara que lo que están pasando Paula y su hermana.
—Podemos soportarlo —añadió Agustín.
Pedro sabía que iban a contestar eso, pero le emocionó oírlo.
—Entonces os mandaré un correo electrónico para avisaros de cuándo salgo en Access Hollywood.

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