miércoles, 5 de agosto de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 3: Capítulo 10

Pedro estacionó el deportivo detrás del Downtown Sports Bar y se bajó. Se quedó un minuto mirando la puerta y se dijo a sí mismo que no iba a ser tan espantoso. Llevaba trabajando en el bar familiar desde que se rompió el brazo y tuvo que retirarse del béisbol. «Trabajar» era una forma de llamar a lo que hacía. En teoría, era el director general. En la práctica, entraba y salía cuando quería, a veces trabajaba detrás de la barra, contaba historias de su carrera como jugador de béisbol y contrataba al personal femenino. Siempre había pensado que ese bar dedicado al deporte era su refugio; un sitio donde recalar cuando era conocido y admirado. Ese día se le caía la cara de vergüenza. Todo el mundo que había dentro lo conocía y apostaría su abultada cuenta bancaria a que todos habían leído el periódico de la mañana.
—A mí qué me importa —farfulló mientras abría la puerta trasera con su llave.
Con la intención de pasar el trago lo antes posible, dejó a un lado la seguridad relativa de su despacho y entró en el bar. Se hizo el silencio y todos los ojos se clavaron en él. Pedro siguió adelante.
—Hola… —lo saludó una de las camareras con una mueca que parecía una sonrisa—. Me alegro de verte.
Él asintió con la cabeza y siguió su camino entre el gentío.
—¡Pedro! —gritó un tipo—. ¿Qué se siente al salir en los papeles?
Pedro no hizo caso, echó una ojeada y vio dos caras conocidas en un rincón. Fue directamente hacia ellos.
—Pedro —Juana, una de las camareras, lo agarró del brazo—. Es una asquerosa. La noche que pasamos juntos fue maravillosa. ¿Quieres que firme una carta o algo así?
Él hizo un gesto con la cabeza. Sabía que habían pasado la noche juntos en la misma cama, pero no podía acordarse de nada concreto en medio de su borroso pasado sexual.
Fue hasta donde estaban sus hermanos y se dejó caer en la silla que le ofrecieron. La habían colocado de tal forma que nadie pudiera verlo directamente. Matías, su hermano mayor, le acercó una jarra de cerveza.
—¿Cómo lo llevas?
—¿Tú qué crees? —Pedro dió un sorbo—. Es un infierno.
Agustín, su hermano menor, hizo una mueca de compasión.
—Es una canallada.
Pedro miró el plato de nachos que había en la mesa, pero no tenía hambre.
—Lo peor de todo es que ni siquiera me acuerdo de ella. Fue durante la semana que mi equipo jugaba las eliminatorias. Estoy seguro de que estaba borracho —sacudió la cabeza—. ¿Qué más da? Ella quería vengarse y lo ha conseguido. Hay periodistas por todos lados. Han rodeado mi casa.
—Es una posición imposible de defender —comentó Agustín.
—Lo dice nuestro hermano el ex marine —añadió Matías.
—Sabe de lo que está hablando —masculló Pedro—. Tengo que marcharme de allí. He pensado en ir a un hotel, pero me encontrarían. Algún empleado me vendería.
—Quédate con Sofía y conmigo —le propuso Matías—. Tenemos sitio.
Pedro vaciló. Tenían una casa bastante grande, pero acababan de tener un hijo y estaban concentrados en otras cosas.
—Te lo agradezco, pero sería un estorbo.
—¡Qué va! —replicó Matías.
—Puedes quedarte conmigo —intervino Agustín—, pero tendría que ser en el sofá.
—Muy tentador —Pedro sonrió—, pero no.
—Siempre puedes ir a casa de Gloria —dijo Matías—. Nadie te buscaría allí. ¿No dijiste que una de las enfermeras la había instalado en el piso de abajo.
—En el despacho… —confirmó Pedro mientras pensaba esa alternativa.
—Tendrías todo el piso de arriba para tí —siguió Agustín.
—Hay mucho espacio —murmuró Pedro.
Además, su presencia desquiciaría a Paula y eso era un aliciente.

2 comentarios:

  1. Espectaculares los caps de hoy Naty. Cada vez más linda esta parte.

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  2. Muy buenos capítulos!!! me encanta la relación de Paula y gloria! se me hace que nos vamos a divertir mucho viendo como enfrenta a la bruja!

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