viernes, 3 de junio de 2016

Volver A Amar: Capítulo 60

—¿Te preguntaste sobre Pedro y yo mientras estuvimos juntos en Londres? —preguntó burlona.

—No.

—Debiste hacerlo, Paula—le dijo orgullosa—. Y no debiste haber despedido a Pedro después de discutir con él.

Paula se puso lívida; odiaba a esa mujer, y sabía que su odio era correspondido en su totalidad.

—Pedro no…

—¿No? —se burló la otra.

—No —Paula negó con la cabeza.

Lau sonrió, una sonrisa maliciosa y dura.

—Oh, pero claro que sí, Paula. Él y yo fuimos amantes en Londres y volveremos a serlo aquí también.

Paula recordó de pronto la ternura de Pedro la noche anterior, la sinceridad con que le dijo que la amaba.

—No te creo —le dijo con firmeza.

—Gracias, querida —intervino él con voz profunda. Miraba con fijeza a María Laura— ¿Qué demonios crees que estás haciendo? —la increpó.

La mujer lo miró altiva.

—Sólo le estoy diciendo a tu esposa…

—¡Un montón de mentiras! —la cortó furioso—. No fuimos amantes en Londres, no hemos sido amantes desde hace más de dos años.

—Paula no cree eso, ¿verdad, Paula?—apuntó la otra.

—Yo… Sí, lo creo —repuso con sequedad.

Pedro la atrajo con mano firme.

—No se qué otras mentiras te haya contado Lau…

—Sólo la verdad, querido —lo interrumpió Lau.

—¡Cállate! —le espetó furioso—. No sé por qué estás haciendo esto, por qué quieres lastimar a Paula con tus mentiras.

—Oh, pero Paula sí lo sabe —dijo ella—. ¿No es así?

Paula agachó la cabeza.
—Sí.

—Bueno, pues yo no —dijo Pedro con brusquedad—. Y no necesito saberlo. Estás despedida, Lau. No te molestes en volver a la oficina, mandaré todo lo que haya en tu escritorio…

Ella torció la boca en un gesto desagradable.

—Eres tan estúpido como tu esposa…

—Vete, Lau —la amenazó—. Antes de que te eche.

—Oh, ya me voy —dijo con odio—. Los dejo a disfrutar de su estúpido y estéril matrimonio.

—¡Tú!…

—Estéril, lo es, ¿verdad, Pedro? —se burló Lau, disfrutando al máximo del rubor en las mejillas de Paula—. Antonio estaba convencido de que era un fracaso total.

—¡Sal de aquí! —le gritó Pedro colérico.

—Te lo dije, ya me voy —su confianza en sí misma no la había abandonado ni un momento—. Espero que sean muy felices juntos. Sólo una cosa más, Pedro — hizo una pausa deliberada que dio paso a una tensión terrible en el ambiente—. Tal vez deberías preguntar a Paula por qué actuó como una viuda desconsolada cuando sabía que Antonio se iba a divorciar de ella —se dirigió a la puerta—. Los dejo para que disfruten de la velada. Buenas noches.

Paula miró a Pedro cuando al fin quedaron solos, notando de inmediato la sorpresa en su semblante. Su corazón se hundió. Parecía como si el golpe final de Lau hubiera dado en el blanco. ¡Iba a perder a Pedro!

Alargó una mano hacia él.

—Pedro…

—¿Es cierto? —preguntó aturdido—. ¿Se iba a divorciar de tí?

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