viernes, 17 de junio de 2016

Propuesta Arriesgada: Capítulo 38

—No creo… él… ha estado de mal humor y…

—¿Pepe?… —los ojos de Melanie se agrandaron de asombro—. Pepe no es así, casi siempre es muy tranquilo.

—Creo que trabaja demasiado —Paula lo disculpó—, esta obra es trabajo cura para él.

—Pero es una obra de amor. No, no me contestes —Melanie lanzó un suspiro—. No es de mi incumbencia, no sé por qué lo dije. Pepe se pondría furioso si lo supiera… odia que la gente sea curiosa en cuanto a su vida íntima.

—¿Ya te las arreglaste para convencer a Jonathan de que te lleve a Inglaterra? — cambió el tema antes que la curiosidad de Melanie sobrepasara los límites de los buenos modales.

—Todavía no —Melanie sonrió—, pero lo sigo internando y creo que tendré éxito.

—Tal vez puedan ir a visitarme cuando estén allá —sugirió Paula ansiosa. Le simpatizaba Melanie y le gustaría verla otra vez, además le podría comunicar el estado de Pedro.

Melanie la miró confundida.

—Oh, pero con seguridad Pepe y tú…

—¿Paula y yo qué? —Pedro  preguntó al entrar, y una vez más rodeó con su brazo los hombros de Paula.

—Sólo estaba invitando a Melanie a visitarme si va a Inglaterra el próximo año —Erin lo miró desafiante.

—Es imposible, querida —dijo con tranquilidad, la dureza de su mirada desmentía la calma en su voz —Jonathan me acaba de pedir que cuide su rancho mientras ellos no están… pero no le digas que te lo dije, chiquita —le advirtió a Melanie, acariciándole la punta de la naríz—. Así que no podremos ir a Inglaterra con ellos — la miró desafiante.

—Pero…

—Tenemos que irnos, cariño —interrumpió con suavidad—. Necesito regresar a trabajar y habrá tormenta.

—¿Otra? —Paula se quejó olvidando por un momento lo que implicaba que estuviera en Canadá el año siguiente. Casi todos los días había tormentas eléctricas.

—Sí, y creo que ésta será peor —asintió Pedro.

—Entonces, debemos irnos —aceptó la chica.

—No nos salgas con eso, Pepe —dijo Jonathan, sonriendo—. Sabemos que lo que quieres es llegar a tiempo para ver el fútbol en televisión —bromeó.

—¡Qué bien me conoces! —exclamó Pedro.

Jonathan lo miró fijamente y de pronto se puso serio al mirar de reojo a Paula.

—Eso era lo que pensaba, camarada, eso creía.

Pedro  lo miró sin acobardarse.

—Las apariencias engañan, Jonathan —aconsejó con suavidad.

Paula  apañó la mirada, la conversación de ellos no era muy clara pero su significado sí, Jonathan no entendía el interés de Pedro en ella.

—¿Por qué hiciste eso? —le preguntó disgustada en el camino a casa.

—¿Qué? —la cortante respuesta llevaba implícita la venganza.

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