viernes, 17 de junio de 2016

Propuesta Arriesgada: Capítulo 41

El despertar a la mañana siguiente fue difícil para Paula, no quería recordar el éxtasis de haber sido amada por Pedro la noche anterior o quizá lo que no quería recordar era el arrepentimiento de él.

Todavía no terminaba de vestirse cuando Pedro llamó a la puerta y entró. Ella se estaba abotonando la blusa. Pedro la miraba con ojos entrecerrados y ninguno de los dos sabía qué decir.

—Lo lamento, me perdí el paseo de esta mañana —al fin dijo ella—, pero no estaba de humor —sentía que no podía mirarlo de frente y menos acompañarlo en su paseo como si nada hubiera pasado entre ellos.

—Yo tampoco fui, no tenía humor para ello —no mostró mucho interés en el tema—. ¿Quieres desayunar?

—No, gracias, tal vez un café pero prepararé algo para tí, si quieres —añadió al recordar que ésa era una de las razones por las que estaba allí.

—Yo ya desayuné —el vio la maleta y preguntó—: ¿está listo tu equipaje?

—Nunca lo deshice, no me pareció que mereciera la pena —lo miró sorprendida.

—Qué bueno —Pedro asintió—. Voy a llevarte a la casa de Melanie para que pases allá unos días, si tú estás…

—Si tú estás, ¿qué? Pedro , si es por lo de anoche…

—Pensé que no querías hablar de eso —le dijo con voz severa.

—No quiero.

—Entonces, no hablaremos.

—Pero si ésa es la razón por la que me mandas lejos.

—¡No me estoy deshaciendo de tí! Lo que pasa es que voy a estar… ocupado estos días, tú puedes pasar este tiempo con Melanie.

—Pero…

—Has estado sola casi toda la semana y ahora vas a estar peor —la previno—, se me ocurrió que podías estar mejor con Melanie.

—Pero, ¿quién va a cuidarte?

—Me las arreglaba muy bien antes de que vinieras. Pero sucede que no voy a estar aquí.

—¿Te vas lejos? —la expresión era de tristeza pero de pronto la cambió fingiendo emoción. Era evidente que Pedro no la quería cerca de él.

—No es eso pero voy a estar demasiado ocupado para preocuparme porque nadie me cuide.

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