miércoles, 22 de junio de 2016

Propuesta Arriesgada: Capítulo 58

—¡Soy yo! —corrigió, temblando—, soy yo, desnuda, para que todos me vean.

—Es usted pintada a través de los ojos de alguien que la ama…

—No —ella sacudió la cabeza—. Soy yo pintada por un lujurioso. La Amada Evasiva. Es evidente que no puede ser verdad.

—Hay distintas maneras de ser evasiva. Paula…

—¡Por favor! —se levantó—, tengo que irme, pero por esa puerta no —su voz se quebró—. No puedo enfrentarme a toda esa gente otra vez. ¿Tiene una puerta de servicio por la que pueda salir?

—Sí, pero…

—¿Podría mostrármela por favor? Tengo que irme de aquí.

—No puedo dejarla irse de ese modo.

—No puede detenerme.

—¿Me permite al menos conseguir a alguien que la lleve a casa? Por favor, Paula, me sentiría mejor si me lo permitiera.

—Está bien —ella suspiró—. pero, por favor, hágalo rápido.

—Dos minutos —le prometió.

¿Cómo podía Pedro haber hecho algo así? Le había dicho que no haría la pintura, que por alguna razón no podía hacerla. ¡Le había mentido! La había pintado con lujo de detalles.

—Pau.

Se volvió para mirar a Pedro.

—Ya me voy —dijo con brusquedad—. Matías está consiguiendo quién me lleve.

—Yo lo haré —cerró la puerta en silencio, cortando de inmediato el ruido de la fiesta.

—¿Tú? —parpadeó—, pero…

—Yo voy a llevarte a casa —dijo con serenidad.

—No —sacudió la cabeza mirándolo con los ojos llenos de lágrimas.

Pedro cerró los ojos.

—No puedo creer que esto esté ocurriendo —expresó quejumbrosa.

—Tampoco yo.

Él se llevó la mano a las sienes como si le dolieran.

—Matías dice que tú crees que te pinté por lujuria, para herirte…

—¿Acaso no es cierto?

—¡No! Tú sabes lo que siento por tí…

—También lo saben todos los que están afuera, todo el mundo lo sabrá mañana.

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