domingo, 19 de junio de 2016

Propuesta Arriesgada: Capítulo 44

—Sí —Jonathan asintió—. Pero si el viento no ha cambiado de dirección en las próximas cuarenta y ocho horas, empezarán a evacuarnos del área.

—Pero, sus casas…

—Arderán en llamas —Melanie dijo con serenidad.

—Pero, yo… no entiendo. ¿Cómo pueden quedarse sentados y aceptarlo tan tranquilos? —la expresión de ella era de terror.

—No sólo estamos sentados esperando que ocurra —Jonathan se levantó, impaciente—.  Pepe y yo hemos estado ahí todo el día tratando de detenerlo y él se quedó allá!

—Lo siento —Paula se arrepintió de inmediato—. ¿Está Pepe en peligro?

—No…

—Quiero la verdad —dijo con firmeza—, no soy una niña. Pepe no tenía derecho a ocultármelo.

Jonathan suspiró.

—La verdad, es que no sabemos, todos los incendios son peligrosos.

—¡Quiero ir con él! Quiero…

—No —Jonathan intervino.

—Yo… ¿no?

—No —él repitió—, las últimas palabras de Pepe fueron: "Bajo ninguna circunstancia regresarás al bungalow".

—Ya veo —se mordió el labio inferior—. Si no les molesta voy a retirarme a mi habitación —¿por qué no podía aceptar de una vez por todas que Pepe no la quería cerca de él ni siquiera en momentos tan difíciles?

Los dos días siguientes fueron eternos en espera de oír que el viento había cambiado o que tendrían que abandonar el rancho.

Al tercer día,  Jonathan regresó a la hora del almuerzo, sucio y desaliñado como de costumbre, pero sonriente.

—¡Se acabó! —gritó levantando a Melanie en vilo—. ¡Se acabó el fuego!

—Pero… ¿cómo? —Paula entró en la cocina en cuanto escuchó la inesperada llegada de Jonathan.

—Por primera vez los pronósticos fueron acertados, el viento cambió de dirección a tiempo. Cuando llegó a la zanja empezó a extinguirse —Jonathan explicó—. Ya casi está totalmente apagado.

—¡Gracias a Dios! —Paula emitió un suspiro de alivio—. Pepe…

—Él está bien —aseguró Jonathan—, un poco cansado como yo, pero está bien.

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