domingo, 12 de junio de 2016

Propuesta Arriesgada: Capítulo 23

—Por favor, Pedro, tienes que salir o saldré yo… —sus palabras fueron ahogadas en el momento que Pedro la levantó y acarició sus senos—. ¡No! —se quejó.

Si Pedro había oído su protesta, no le hizo caso y siguió acariciándola. Él todavía la besaba conforme ella salía de la ducha, el agua resbalaba de sus cuerpos cuando él la llevó hasta la cama y cubrió su cuerpo con el suyo. Los labios masculinos recorrieron el cuello de la joven con ansiedad.

Para Paula el tiempo había dejado de existir; el cuerpo de Pedro, continuación del suyo, y la magia que prodigaban sus labios era en todo lo que podía pensar en esos momentos.

—Eres una amante silenciosa, Paula—dijo en voz baja—, pero me gusta.

Él empezó a descender sobre el cuerpo de Paula dejando una hilera de fuego donde sus labios se posaban. El placer invadía a la chica.

—Pepe —dijo jadeando y levantando la cabeza de él para que la mirara—, ya no Pepe —le suplicó. No puedo resistirlo.

—Está bien querida —él le brindó una sonrisa cautivadora—. Sólo quería hacerte felíz.

—Y lo lograste…

—Aún no —continuó acariciándola.

Paula apartó su rostro de manera violenta.

—Ya se acabó, Pepe, tiene que ser…

—No seas tontita —la reprendió con dulzura—. Tú y yo tenemos todavía mucho tiempo para amarnos, nosotros…

—Pepe, Alberto era mi padrastro —lo interrumpió—, sólo era mi padrastro —ya estaba dicho.

Pedro quedó inmóvil.

—¿Tu padrastro? —repitió, atontado.

Paula tragó saliva.

—Sí.

—Sólo tu padrastro.

—Sí —contuvo el aliento.

—¿Y después que tu madre murió viviste con él durante un año?

—Sí —ella confirmó en voz baja.

Él cerró los ojos y lanzó un profundo suspiro antes de levantarse; su expresión era de desprecio cuando ella abandonó también la cama.

—Es un poco tarde para la modestia —dijo alejándose.

Ella lo miró con tristeza, ruborizándose al darse cuenta del bellísimo cuerpo que él tenía.

—¿Adónde vas? —le preguntó con voz afectada.

Él se volvió mirándola con una sonrisa fingida.

—Otra vez a la ducha… pero esta vez preferiré el agua fría y si tienes un poco de sentido común habrás desaparecido de aquí cuando yo regrese.

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