viernes, 31 de julio de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 2: Capítulo 79

—¿Dónde está mami? —preguntó.
—La está viendo el médico —contestó la enfermera—. Quieren hacerle fotos del brazo y después le pondrán un yeso—la joven sonrió—. Apuesto a que dejará que seas la primera en firmarlo. Tal vez hasta puedas hacer dibujos o poner pegatinas. Las pegatinas quedan fenomenal.
—Tenemos algunas en casa —Luz alzó un poco la cabeza, pero no soltó a Pedro.
—Entonces utilizaremos ésas —le prometió Pedro, esperando que la recuperación de Paula se limitara a tener que estar unas semanas enyesada.
—Tienes que quedarte aquí, cielo —la enfermera le dio una palmadita en la espalda, hasta que el médico te dé el alta, pero aparte de eso puedes irte. Ese bast... —la enfermera carraspeó—. El hombre sólo le pegó un par de veces. Está bien.
«Gracias a Dios», pensó él. Sintió un intenso alivio. Llevó a Luz a la silla, la sentó en su regazo y besó su cabeza, sin soltarla un momento.
—¿De verdad era mi papá ese hombre? —preguntó Luz con voz queda.
Pedro juró para sí. Eso no debería tocarle a él. No podía contestar a esa clase de preguntas. La niña acababa de pasar por una experiencia horrible y él era la persona menos indicada para ayudarla. Pero no había nadie más, así que se aclaró la garganta y pidió inspiración divina.
—Hacen falta un hombre y una mujer para hacer un bebé —dijo él, preguntándose si estaría empeorando las cosas—. Pero hacer un bebé no implica que un hombre sea papá. Ser papá es distinto. Es un nombre que hay que ganarse. El hombre tiene que demostrar que se lo merece haciendo las cosas correctas, estando allí y... —se preguntó qué más añadir.
—Y queriendo a su niña —susurró Luz, echándose a llorar.
—Eso es. Tiene que conocerla, y como la conoce la quiere. Porque es una niña muy especial.
—Así que tú eres mi papá —Luz alzó la cabeza y le dirigió una mirada que le llegó al alma.
Él había acarreado un peso en el pecho desde que descubrió que Charlotte iba a morir y él a abandonarla. La palabras inocentes, confiadas y aterrorizadoras de Luz parecieron librarlo de ese peso; por primera vez en más de una década, no le costaba respirar.
—Si, Luz. Soy tu papá.
Paula recuperó el conocimiento en una habitación de hospital y una enfermera le explicó que pasaría allí la noche, en observación.
—El médico vendrá después a comentar sus lesiones. Básicamente se trata de un brazo roto y algunos derrames internos, pero no hay ningún órgano dañado. Ha tenido suerte.
«Suerte» era una curiosa palabra para definir lo ocurrido.
—Mi hija —dijo Paula—. ¿Dónde está Luz?
—La he conocido. Es un encanto. Ese hombre alto y guapo que tiene me pidió que le dijera que la llevaba a casa con la señora Ford y que volvería después.
Paula cerró los ojos y suspiró con alivio y agradecimiento. Luz debía de estar bien o no la habrían dejado salir del hospital.
—Ya puede tomar otro calmante —le dijo la enfermera—. Pero como parece que le hacen mucho efecto, quizá prefiera esperar hasta después de ver a todo el mundo. A no ser que prefiera no ver a nadie.
Paula  seguía teniendo la mente borrosa. Recordaba perfectamente el ataque de Facundo, pero lo ocurrido después no lo tenía tan claro.
—¿Todo el mundo? —preguntó. Se movió y sintió una intensa punzada de dolor en el brazo izquierdo. Vio que una escayola lo cubría desde la muñeca hasta encima del codo—. ¿He dormido mientras me ponían un yeso?
—Bastante más que eso —sonrió la enfermera—. ¿Estás lista para ver al rebaño?
—Claro —¿rebaño?
Unos minutos después de que saliera la enfermera, entraron sus padres seguidos por Gonzalo.
—¿Estás bien? —preguntó su madre—. No podía creerlo cuando Pedro nos llamó. Oh, nena, tu cara.
Paula se tocó los labios hinchados y tuvo la impresión de que debía de tener un aspecto horrible.
—Estoy bien, mamá. Luz y yo sobrevivimos gracias a la ayuda de Pedro.
—Ojalá hubiera matado a ese bastardo —dijo su padre—. Me gustaría hacerlo yo mismo.
Paula esperó a que su madre lo regañara por ser tan agresivo, pero ella se limitó a acariciar las partes de su rostro que no estaban heridas.
—Tienes un ojo morado. Chulo —dijo Gonzalo—. Bueno, más bien morado y rojo.
Paula no pudo evitar una sonrisa.
—¿Qué tal el brazo? —preguntó su madre.
Palpitaba dolorosamente, pero Paula no quería tomar calmantes hasta que se fueran las visitas. En ese momento le apetecía que la mimaran.
—Toc, toc.
Paula alzó la cabeza y vió a Dani Alfonso en la puerta.
—¿Interrumpimos? —preguntó Dani.
—Claro que no —Paula sonrió—. Pasen.
Dani entró seguida por Federico y Matías.
—Sofía está en casa con el bebé —dijo Dani—. Si no fuera así habría venido.
—No hacía falta que vengan al hospital —dijo Paula, sorprendida de que estuvieran allí.
—Claro que sí —Federico sonrió a sus padres, luego se agachó y le besó la mejilla sana—. Eres la chica de Pedro.
A ella se le llenaron los ojos de lágrimas. Agradecía la frase, aunque no fuera cierta. «La chica de Pedro». Le gustaba cómo sonaba y habría dado mucho por que eso llegara a ocurrir.
—No tienes tan mal aspecto —Matías se acercó y apretó su mano.
—Me alegra saberlo —presentó a los Alfonso a sus padres.
Tras charlar unos minutos, su madre se excusó.
—Voy a ir a recoger a Luz. La señora Ford me llamó antes y me aseguró que estaba bien. Pero quiero comprobarlo —titubeó—. No te importa, ¿verdad? Vas a pasar la noche en el hospital, así que pensé... —su voz se apagó.
—Claro que no —aseguró Paula—. Me alegra que vayas a cuidar de ella. Contigo estará a salvo.
—Claro que sí. Es tu hija, Paula, daría mi vida por ella.
—Oh, mamá —Paula notó lágrimas en las mejillas.
De repente sus padres y ella se estaban abrazando. Abrió los ojos y vió a Dani sorberse la nariz y a Matías y Federico aclarándose la garganta.
—¿Dónde está Pedro? —preguntó.
—Dijo que tenía que ocuparse de un par de cosas y volvería —dijo Federico—. Que no te preocuparas.
Ella no sabía qué significaba eso, pero sonrió y asintió. No quería dejar ver cuánto lo echaba de menos y que anhelaba que estuviera allí. Las había salvado a Luz y a ella. Eso debería ser suficiente.
Pero no lo era.

3 comentarios:

  1. Seguro que Pedro se está ocupando de Facundo, maldito hdp. Buenísimos los 5 caps Naty.

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  2. Buenísima historia, me encanta! Quiero leer más!!

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  3. Muy buenos capítulos! menos mal que llegó pedro! ese tipo es una basura! Seguro se va a encargar de él!

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