lunes, 20 de julio de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 2: Capítulo 46

Paula  pasó el resto de la tarde trabajando en sus joyas y pensando en la reunión con su familia. Aunque habían dicho las cosas correctas y mostrado interés por conocer a Luz, tenía la sensación de que algo no cuadraba.
Quizá fuera ella. Tal vez su fantasía del regreso a casa se basaba en familias de televisión perfectas y por eso no podía aceptar la realidad. Igual estaba pidiendo la luna.
Paula necesitaba el consejo de alguien así que cuando Luz se durmió subió a ver a Pedro.
—Sé que tenemos una relación indefinida y que estamos de acuerdo en no ir a más —le dijo cuando abrió—. Pero me gusta pensar que somos amigos y ahora necesito hablar con alguien; así que tendrás que aguantarme. ¿Tienes algún problema con eso?
—¿Quieres que lleve yo el alcohol? —dijo él, tras mirarla un par de segundos, sonriente.
—Claro, si tienes.
—Bajaré enseguida.
Apareció en su puerta menos de un minuto después. Ella suspiró de agradecimiento al ver las botellas de ginebra y tónica que llevaba, así como por lo bien que estaba con vaqueros desgastados y una camiseta holgada. Alcohol y un hombre guapo eran sin duda una buena combinación.
—¿Tienes hielo? —preguntó él.
—Siempre. Incluso tengo una lima.
Fue a la cocina y sacó la bandeja de cubitos de hielo y dos vasos. Había una lima en el frutero, que ella cortó en ocho gajos.
Él sirvió las bebidas y Paula las aderezó con un chorrito de lima. Después brindaron.
—Perfecto —dijo ella tras tomar un sorbo.
—¿Qué ha ocurrido? —preguntó él cuando estuvieron sentados en el sofá.
—Hoy fui a ver a mis padres. Fue muy raro. Como hacer un viaje en el tiempo. Todo estaba casi igual, pero distinto. Me sentí incómoda, enfadada y confundida. Mi madre ha cambiado. Es más frágil emocionalmente. Mi padre fue muy crítico. Yo quería una gran fiesta de celebración por mi vuelta a casa y se dedicaron a hacerme preguntas.
—En algunos sentidos es mejor no tener que dar razones a nadie. Ahora estás de vuelta en sus vidas. Habrá explicaciones y malentendidos. Ya no son las personas que eran.
—Eso lo sé. Ha pasado el tiempo. Pero me siento como si fuera culpa mía. Yo fui la que se marchó e inició el cambio.
—Sólo eres responsable de ti misma.
—¿De veras? —agarró el vaso con ambas manos—. Creo que mi madre tuvo una crisis nerviosa, o algo. Eso es culpa mía.
—No, no lo es. Su reacción a lo ocurrido es responsabilidad de ella.
—¿Eso no es como decir que si atropello a alguien con el coche, sus heridas serán culpa suya por no haberse apartado a tiempo?
—No es igual en absoluto. Sí, te escapaste y hubo consecuencias. Pero sólo puedes culparte por algunas de ellas. Si se derrumbó porque te fuiste quiere decir que no era muy fuerte, para empezar.

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