domingo, 19 de julio de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 2: Capítulo 41

—No hace falta —aseveró Paula, cerrando la puerta—. Estás ocupado. Ve a dirigir tu empresa.
—Pienso ir —le dijo Pedro—. No sabes qué pasará.
—Gonzalo es un niño —protestó ella.
—Es un hombre de dieciocho años. Podría pasar cualquier cosa. Hace mucho que no lo ves. No sabes nada de él.
—Vale —aceptó. Pedro tenía cierta razón—. Pierde el tiempo haciendo de guardaespaldas, si quieres.
—Es mi tiempo, para perderlo como quiera.
La condujo hacia su todo terreno y abrió la puerta del pasajero. Luz había ido con la señora Ford al centro de la tercera edad a pasar la tarde. Celebraban el Día de Disfrutar con los Nietos.

Paula estuvo en silencio hasta que tomaron la autopista en dirección sur. Había quedado con Gonzalo en una cafetería de un centro comercial.
—Ha pasado mucho tiempo. No sé qué aspecto tendrá. Era un niño cuando me fui. Me alegro de que vengas conmigo —le dijo—. No creo que Gonzalo sea peligroso, pero agradezco la compañía.

Él sonrió de una manera que a ella le hizo desear arrancarse la ropa y entregarse allí mismo. No lo entendía. Era guapo, pero eso nunca la había trastornado así antes. ¿Sería por su fuerza, tanto física como emocional? ¿El que siempre supiera cuándo necesitaba que la ayudara?
Hablaron de los restaurantes hasta que llegaron a la zona comercial y él aparcó. Ella, de repente, se quedó sin aire.
—He intentado no pensar en mi familia durante más de cinco años. Ahora ya no puedo. ¿Crees que me reconocerá?
—¿Has cambiado mucho?
—Tengo el pelo más corto. Antes me llegaba a la cintura. Pero es la única diferencia, aparte de la edad —bajaron del coche y fueron hacia la cafetería.

Había un joven alto y guapo en la entrada. Paula le sonrió con aire ausente y siguió andando. Al oír su exclamación de sorpresa, se dio la vuelta.
—¿Gonzalo? —preguntó. No podía creer que ese joven alto y de hombros anchos fuera su hermanito.

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