miércoles, 22 de julio de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 2: Capítulo 51

Dani tecleó en el ordenador, revisando los menús especiales anteriores. Estaba de acuerdo con la filosofia de Sofía de no repetir platos. Volverían a ofrecer los de más éxito, pero siempre acompañados de una sopa, ensalada y entradas diferentes.
Normalmente el chef jefe se encargaba de eso, pero Jaime se negaba a asumir más responsabilidad. Ya se estaba quejando de que tenía que trabajar más horas mientras Sofía estaba de baja de maternidad. Por fortuna, Jaime era casi tan buen chef como era protestón.
Era tarde, después de medianoche, y sólo se oía ruido en el comedor, donde trabajaba el equipo de limpieza. A Dani le gustaba esa hora, cuando se sentía como si fuera una de las pocas personas aún despiertas. Era como formar parte de algo especial, único.
Pulsó un par de teclas más y envió el archivo a la impresora. Sería más fácil comparar los menús teniendo uno al lado del otro. Al fin y al cabo, se jugaba mucho. No sólo estaba ayudando a una amiga, estaba completando su curriculum. Cuando Sofía  regresara al restaurante, Dani cambiaría de empleo. En ese momento tenía el placer de saber cuánto enfurecía a Gloria que estuviera allí, pero ésa no era razón para no avanzar en su profesión. En un par de meses estaría lista para emprender otra vida.
Se levantó y fue hacia la impresora. Oyó a alguien caminar por el pasillo. Asomó la cabeza y vio a Ryan salir de su despacho. Le dio un vuelco el corazón.
—Has trabajado hasta tarde —dijo, con la esperanza de que su sonrisa comunicara «soy una compañera de trabajo» y no «chico, estoy colada por ti».
—Yo podría decir lo mismo —se acercó—. He estado haciendo las cuentas de la quincena. ¿Cuál es tu excusa?
—Los platos especiales de la carta. No quiero duplicar ninguno de los anteriores. ¿Qué tal las cifras?
—Fantásticas. Seguimos llenando casi todas las noches; desearía poder ampliar el comedor.
—Eso implicaría ampliar la cocina. Si traes más clientes, los chefs acabarían cocinando en el callejón.
—Podríamos hacer una barbacoa ahí —dijo él con una sonrisa—. La gente diría que es «nueva cocina».
—Subestimas a nuestros clientes.
—Es posible. ¿Y si ampliáramos hacia arriba? Otra planta. Podríamos montar una segunda cocina.
—Supondría una gran reforma —dijo Dani, tras pensarlo—. Nunca convencerías a Gloria, te lo digo por experiencia.
—Gloria no está a cargo ahora.
—Si no puedes terminarlo antes de que vuelva, te sugiero que esperes —frunció el ceño—. La verdad, no sé qué le parecería a Pedro la idea. Si hablas en serio, podrías comentárselo.
—Puede que lo haga.
Llevó la mano a su rostro y le puso un mechón de pelo detrás de la oreja. Ella se estremeció al sentir el roce de su dedo en la piel.
—¿Por qué Pedro? —preguntó Ryan—. ¿Por qué no estás tú a cargo de Empresas Alfonso? Cuentas con la inteligencia, los estudios y la experiencia. Habrías hecho un gran trabajo.

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