sábado, 1 de octubre de 2016

Otra Oportunidad: Capítulo 60

Paula pasó el día de Acción de Gracias con Eva. Las dos amigas se divirtieron tanto como cuando salieron de compras. Eva era una gran cocinera, e insistió en que se llevara la comida sobrante cuando terminaron de comer.

Sabía que Pedro estaba con Noellia. Le había dicho que ese día tenían la costumbre de comer juntos, con Franco. Ella lo comprendió perfectamente, aunque en el fondo todavía le preocupaban sus posibles sentimientos hacía su ex mujer.

Pero fuera como fuera, el día resulto perfecto. Aprovecho para tomarse libre el viernes e hizo algo que nunca habría imaginado: volver voluntariamente a la prisión estatal de Colorado. Vió a Marisa, la informó de todo lo sucedido e hicieron planes. Marisa iba a salir a principios del año siguiente, y Paula quería alquilar un piso con ella si decidían permanecer en Denver. Sin embargo, su verdadero deseo era otro. Esperaba que Pedro la quisiera tanto como ella a él. Ya había dejado de compararlo con Sergio y de sentirse mal por querer estar a su lado. Había comprendido que una mujer podía tener varios amores y que cada uno podía ser único e importante.

Pedro no dejó de llamarla durante las semanas siguientes. Salían a cenar y se veían los fines de semana con Franco. Pero su relación no parecía avanzar más allá de la amistad. Ni él ni ella intentaron volver a acostarse. Por fin, un miércoles por la tarde, Pedro la llamó al trabajo.

—Hoy voy a volver pronto a casa. ¿No podríamos hablar entonces? —preguntó ella.

—No, esto es urgente. Pasaré a recogerte. Si llego un poco tarde, espérame… no subas al autobús.

—Esta bien. Te esperaré en la calle.

Pedro apareció unos minutos después de las cinco y ella subió al coche. No lo había visto desde el domingo anterior y le encanto que quisiera verla en mitad de la semana. Él arrancó y se dirigió hacía el departamento de Paula.

—¿Que sucede? —preguntó.

—El sábado, tu y yo vamos a ir a conocer a tu hija.

—¿Como?

—He hablado con sus padres. Al principio no les agrado la idea, pero su madre, Rebeca, entiende perfectamente tus sentimientos e insistió en tranquilizarte — explicó—. Su marido no estaba de acuerdo, aunque al final cedió…

Paula se quedó sin había. Iba a ver a su hija, a oír su voz, a saber que era feliz y que tenía una buena vida.

—Gracias, Pedro—acertó a decir al cabo de un rato.

Él se limito a mirarla y a sonreír.

—¿Y a que hora iremos? ¿Que me pongo? Tal vez debería llevar algo elegante, ¿No te parece? Me gustaría darles una buena impresión… ¿Que diré? ¿De que hablaremos? ¿Van a decirle quién soy?

—No, no pueden decirle quien eres. Es demasiado pequeña y ya han sido muy amables al aceptar que la veas. Además, será algo excepcional. Tienes que prometerme que no intentaras volver a verla, que no volverás a la casa ni iras a buscarla al colegio. Es muy importante, Paula.

—Te lo prometo.

Paula era sincera. Iba a ver a su hija. Y eso era lo único que le importaba.

Pedro pasó a recogerla a las diez de la mañana del sábado. Ella solo había podido dormir un par de horas, y eligió el vestuario con sumo cuidado para caer bien a los padres de la niña. Había practicado la escena y esperaba no quedarse sin habla, pero estaba muy nerviosa y su corazón latía desbocado. Mientras cruzaban la ciudad, se aferró al bolso. No hizo esfuerzo alguno por recordar el camino que seguían. Y como no conocía bien Denver, sabía que no podría volver aunque quisiera. Pero había dado su palabra y no lo intentaría. Poco después, llegaron a la casa. Bajaron del coche y llamaron al timbre. Una mujer de pelo oscuro abrió la puerta.

—Rebeca, te presento a Paula Chaves.

—Pasen…

Pedro también le presentó a José, el marido. Sin embargo, tuvo cuidado de no mencionar su apellido. Paula miró al hombre y supo que no estaba de acuerdo con aquella reunión. Le habría gustado poder tranquilizarlo, pero era consciente de que no habría servido de nada.

—Les agradezco mucho que me concedan esta oportunidad —dijo cuando se sentaron—. Sé que Pedro les ha contado toda la historia. Como tuve que entregarla en adopción y todo eso…

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