lunes, 3 de octubre de 2016

Otra Oportunidad: Capítulo 67

—No, se queda con Pedro. Lo voy a echar de menos, pero tiene que seguir con sus estudios. Y mi ex marido cuidara bien de él. Lo adora.

—Eso ya lo sé.  Franco es un gran chico.

Noelia asintió.

—Desde luego, aunque un poco obstinado en ocasiones. Siempre me sorprende que Pedro quiera pasar tanto tiempo con él después de la experiencia que tuvo con su padre…

—¿Por que lo dices?

—Porque ese hombre era un borracho incapaz de cuidar de nadie. E incluso le pegaba. El pobre Pedro tuvo una infancia terrible.

—Si, recuerdo que me habló de ello. Pero dime una cosa, ¿Por que has venido exactamente?

—Para decirte que puedes quedarte con mi marido.

—No es un objeto que puedas regalar.

—Bueno, entonces lo plantearé de otro modo. Tienes mis bendiciones —dijo Noelia—. Pensaba que te llevarías una alegría…

—No. Pedro solo me ayudó porque se sentía culpable. Y cuando encontró a mi hija, pensó que ya había pagado su deuda.

—¿Encontró a tu hija?

Paula lamento habérselo dicho.

—Ya te dije que estaba embarazada cuando me enviaron a prisión. Tuve que entregar a la niña en adopción —explicó.

—Y Pedro la ha encontrado… realmente extraordinario. El gran amante del sistema legal se dedica a romper las leyes solo para ayudarte.

—No ha roto ninguna ley.

—¿Ah, no? Se ve que no conoces el sistema legal. Para encontrar a tu hija habrá tenido que burlar varias disposiciones. Y eso siempre es un riesgo.

Paula no dijo nada. Hasta entonces no había sido realmente consciente del peligro que Pedro había corrido.

—En fin, tu sabrás lo que haces —dijo Noelia, levantándose del sofá—. Ya encontraré la salida.

Antes de marcharse, Noelia abrió el bolso y sacó un papel, que le dió.

—Supongo que no recuerdas el camino, así que te lo he apuntado todo. Es la dirección de la casa de Pedro en la montaña. Deberías ir a averiguarlo.

—¿A averiguar que?

—Si realmente solo se siente culpable o si hay algo más entre ustedes.

Acto seguido, Noelia se marchó.

Paula estuvo dudando el resto de la tarde y de la noche. Y a la mañana siguiente todavía no había tornado una decisión. A pesar de lo que Noelia le había contado, seguía convencida de que solo se sentía culpable por lo sucedido en el pasado. Y no podía creer que hubiera algo real entre ellos.

Aquella tarde, cuando ya habían terminado de trabajar, Eva se acercó.

—¿Ocurre algo malo? Has estado muy callada…

—No estoy segura de que sea algo malo.

—Venga, cuéntamelo. Soy muy buena con los consejos. Recuerda que he vivido mucho…

—Noelia Winters vino a verme ayer y sugirió que vaya a ver a Pedro.

—Vaya, esto si que es nuevo. ¿Su ex mujer fue a verte? ¿Y que dijiste? Pensaba que estaban juntos otra vez —comentó.

—Yo también, pero parece que me equivoqué. Se va a casar con un tal Martín. E incluso me dió la dirección de la cabaña de Pedro por si no la recordaba.

—¿Por que haría eso?

—No tengo la menor idea. ¿Crees que será una trampa? ¿Algo para hacerme quedar como una idiota y parecer una heroína a ojos de su ex marido?

—Por lo que me has contado de ella, lo dudo mucho. No parecería una heroína aunque lo intentara con todas sus fuerzas —observó.

Paula sonrió.

—Deberías ir —continuo Eva—. No pierdes nada.

—¿Y que puedo ganar?

—Eso no lo sabrás si no vas.

—No hace falta que vaya. Sé que Pedro solo me ha ayudado porque se sentía culpable.

—¿Estas completamente segura?

—No podría ser de otro modo. Al principio no me conocía de nada.

—Ya, pero la gente cambia.

—¿Y como puedo asegurarme?

—Para empezar, yendo a visitarlo. Si quieres te presto mi coche.

Paula  se sintió tentada, pero rechazó la oferta.

—No, gracias.

—Si cambias de opinión, dímelo. ¿Seguro que no quieres acompañarme esta noche? Hay un local nuevo que…

No hay comentarios:

Publicar un comentario