—Desde el helicóptero pensé que este lugar parecía un cuento de hadas. Esta noche tengo que pellizcarme para creer que es real.
Se quedó sin aliento al sentir las manos de Pedro por sus brazos, estrechándola por detrás y apoyando la barbilla en su cabeza. A pesar del grosor de la chaqueta de lana de su traje, Paula podía sentir su calor. Su proximidad hizo que el cuerpo le temblara de excitación, felicidad y esperanza.
—Esta noche es la primera vez que me he sentido en paz desde que Caro entró en mi dormitorio una noche y me dijo que estaba esperando un bebé. Lo que lamento es no haberme dado cuenta en su momento que ella había renunciado a su bebé para que yo no cargara con su problema. Por mi culpa, se ha perdido los primeros años de la vida de Ariel.
Paula dió media vuelta en sus brazos y lo miró .
—Pau—susurró.
Bajó la cabeza y Paula sintió sus labios buscando los suyos. La habían besado antes, pero nunca había estado enamorada. La fuerza de su pasión produjo sensaciones que nunca había experimentado. Su boca, como su corazón, se fundió con la suya, indefensa. Le rodeó el cuello con los brazos para estrecharlo aún más, como había querido hacer mientras bailaban en la biblioteca. Quería decirle y demostrarle tantas cosas que su boca y su cuerpo explotaron de excitación. Había estado conteniendo sus emociones durante demasiado tiempo. De repente, Pedro la levantó del suelo y sus rostros quedaron a la misma altura. Era como si le acabara de dar permiso para hacer lo que quisiera: besar su pelo moreno, sus ojos, sus mejillas, sus labios, una y otra vez. El cuerpo de Paula se amoldó al de pedro como si tuviera voluntad propia. No supo cuántas veces susurró su nombre. Estaba tan abrumada por sus sentimientos, que perdió la noción del tiempo hasta que los faros de un coche que subía por la colina la cegaron y comprendió que estaba fuera de control.
—No hables así, Pepe. Sólo Dios tiene poder para ver el alma de un ser humano y saber qué es lo bueno para él.
— ¿Sabes cuántas veces me ha acusado mi hermano de querer ser Dios?
Sin pensarlo, Pedro apoyó las manos en el frente de su chaqueta.
—Federico eludió la responsabilidad —le recordó—. Alguien tenía que ayudar a Caro y tú tomaste la decisión por amor a tu hermana y al bebé. Al impedir que lo adoptaran, ahora Ariel tiene a sus padres de acogida y a su madre natural. En cuanto a Caro , por fin está con su hijo y su dolor ha terminado. Les has hecho a los dos unos regalos de valor incalculable.
Aunque el coche no se detuvo, devolviéndoles la intimidad, el momento le dió la oportunidad de recordar que todavía estaban en el jardín de la iglesia. Atormentada por su comportamiento, enterró el rostro en su hombro y le pidió que la bajara al suelo. Sin decir palabra, Pedro hizo lo que le pedía.
—No me habían besado así desde que estaba en la universidad — se sintió obligada a explicarse.
— ¿Y Manuel?
—No tuve esa clase de relación con él. No me parecía bien besarlo a no ser que lo sintiera. Como no quería que me interpretara mal, me aseguré de que nunca tuviese la oportunidad.
—Entonces, conmigo lo sentiste.
—Pues claro —barbotó, con el rostro ruborizado de vergüenza—. Para empezar, no es probable que tú lo interpretes mal.
Su risa grave siempre resonaba en su cuerpo, pero aquella noche también la irritó.
— ¿Y qué te pareció como beso?
—Ya lo sabes —fue su respuesta malhumorada—. Me encantó. Estaba fuera de control y me comporté como una...como una cualquiera.
Los ojos negros de Pedro la traspasaron.
—Por si no te habías dado cuenta, no me quejo.
—Por supuesto que no. No lo harías. Y nunca me dirías si dejaba mucho que desear porque eres un caballero, así que olvidémoslo, si no te importa.
Pedro la tomó del brazo y empezaron a caminar hacia la calle donde había estacionado el Maserati.
— ¿Serás capaz de olvidarlo? —le abrió la puerta para ayudarla a subir.
—No, desde luego que no.
Pedro echó hacia atrás la cabeza y sonrió.
—Una mujer sincera. Hagas lo que hagas, Pau, no cambies.
«No soy tan sincera, Pepe. Todavía no sabes cómo tramé casarme con tu hermano. Espero que nunca salga a la luz mi secreto. Si supieras la verdad, dejaría de gustarte. Sé que nunca me amarás, pero al menos, querría gustarte».
Muy buenos capítulos! Pobre Pedro cuando salga la verdad a la luz!
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