domingo, 9 de octubre de 2016

Dos Hermanos: Capítulo 12

—No —Pedro  movió  la  cabeza—.  Te  meterás  a  Ariel  en  el  bolsillo  con  tu  dulzura.  Cuando sienta tu amor, cuando le puedas decir con tus propias palabras lo mucho que lo has querido siempre, no querrá perderte de vista.

—Ojalá tengas razón, Pepe.

—Sé que la tengo.

 Conmovida  y  sin  saber  qué  decir,  Carolina  estuvo  a  punto  de  caerse  de  la  silla  en  su  intento de abrazar a su hermano. Se aferró a él con todas sus fuerzas.

— Si  se  resuelve  el  problema  que  mencioné  antes,  Erica  y  yo  tendremos  una  boda  discreta en  Andros  entre  Navidad  y  Año  Nuevo.  Sin  invitados,  sólo  las  familias.  Por  eso tengo curiosidad por saber cuáles son tus planes para estas Navidades, Fede. Me gustaría  que  fueras  mi padrino  —Fede  asintió  sin  comprometerse  y  Pedro continuó  hablando—.  Lo  importante  es  que ya  se  han  redactado  los  papeles  de  la  adopción.  Después de la boda, Ariel será legalmente nuestro. Luego iniciaremos las gestiones para que tú adoptes formalmente a tu hijo.

Fede contempló a su hermano con expresión incrédula.

—Lo que has hecho es increíble, hermano. ¿Por qué nunca me has dicho nada?

—Porque  creía  que  nuestra  hermana  debía  tener  la  oportunidad  de  iniciar  una  nueva  vida con Fernando, o con otro hombre, si eso era lo que quería. Tenía miedo de que si sabías lo que había hecho, el secreto sería demasiado difícil de guardar. Temía que uno de los dos flaqueara y le dijera a Caro la verdad. En cuanto supiera que Ariel todavía no había sido  adoptado,  su  recién  encontrada felicidad  correría  peligro.  Pero...  —sus  ojos  la  buscaron—. Fernando no ha regresado,  y  no  has vuelto  a  mirar  a  ningún  otro  hombre.  De  hecho,  has  estado  sumida  en  una  depresión  que  no ha  hecho  sino  intensificarse  a  lo  largo de los años. No has sido felíz, ¿Verdad, Caro?

—No. Desde que me sacaron de la sala de partos sin mi bebé, no ha pasado un minuto en el que no haya lamentado mi decisión.

Fede dió un paso hacia su hermano.

—Si todo esto ha sido un secreto hasta ahora, ¿Le has hablado a  Erica de Ariel? -

— No. Primero debía mantener esta conversación con Caro.

Fede emitió un sonido gutural.

—Cuando  se  recupere  del  shock,  si  es  que  lo  hace,  no  creo  que  acceda  a  casarse  en  Andros. Sabes que a Erica no le gusta la isla.

—Fede  tiene  razón,  Pepe.  Además,  es  prerrogativa  de  la  novia  planear  la  boda.  El  mundo  de  Erica  está  aquí,  en  Atenas.  Su  familia  nunca  accedería  a  celebrar  una  ceremonia privada en Andros. Sería horrible alienar a mi futura cuñada por culpa mía.

Pedro permaneció implacable.

—Costas  se  ha  tomado  muchas  molestias  para  que  este  asunto  no  salga  a  la  luz.  No  podemos  permitirnos  la  publicidad.  Asegurar  tus  derechos  legales  sobre  Ariel  es  más  importante que una boda opulenta que nunca he deseado.

Carolina  quería  oír  la  confirmación  de  que  a  Erica  no  le  importaba.  Pero  cuando  intentó  leer la  verdad  en  los  ojos  de  Pedro,  le  resultó  imposible  descifrar  su  expresión.  Lo  agarró con fuerza.

—Una  mujer  sólo  se  casa  una  vez  en  la  vida,  Pepe.  Debería  ser  un  día  perfecto  para  ella  en  todos  los  sentidos.  ¿Estás  seguro  de  que  a  Erica no  le  importará?  ¿Puedes  afirmarlo ante Dios?

Pedro torció los labios.

—Ya  he  hablado  con  Dios  sobre  tu  tristeza,  hermanita.  Créeme,  nunca  he  estado  tan  seguro de algo en toda mi vida.

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