lunes, 24 de octubre de 2016

Dos Hermanos: Capítulo 59

—Es  muy  simple.  Lleva  mucho  tiempo  observando  a  la  familia.  Por  ejemplo,  puede  contarte cualquier  cosa  sobre  mi  trabajo  para  Brousillac.  Diablos,  hasta  sugirió  ideas  para  mi  futuro que  tenían  mucho  sentido.  Pero  no  ha  podido  ser  algo  espontáneo.  Lo  más  probable  es  que se sometiera  a  una  transformación  total  y  se  presentara  en  el  despacho  de  Pedro alegando  ser una de mis víctimas.  Una combinación  irresistible  para mi hermano.

—Si  lo  que  dices  es  cierto,  tenemos  que  hacer  algo  para  que  Pedro se  dé  cuenta.  No  puedo perderlo, Fede.

—Me temo que tal vez sea demasiado tarde. Ahora mismo están con el párroco.

— ¿Qué?

—Pedro está decidido a casarse con ella dentro de tres días.

Erica lanzó un grito de agonía.

— ¿Cómo ha podido hacerme esto? ¿Cómo ha podido humillarme de esta manera?

—A decir verdad, nunca había visto a mi hermano comportarse así. Hay algo en él...

—Muchas gracias, Fede.  Su dolor lo puso a la defensiva, como si de alguna forma, aquello fuera culpa suya.

— ¿Crees  que  me  agrada  esta  situación?  Si  no  se  hace  algo,  esa  pequeña  cazafortunas  será mi cuñada. Sería su venganza definitiva contra mí, ¿No crees?  —Movió la cabeza—. No podría soportar que formara parte de la familia.

—Entonces, haz algo.

—Eso  pretendo  —dijo  en  tono  ausente.  Una  idea  cobró  forma  en  su  mente.  No  había  nada  que  Pedro detestara  más  que  una  mentirosa  con  un  plan.  Lo  único  que  Fede  tenía que hacer era enfrentarse a su hermano con   una prueba irrefutable.

— ¿Cuándo?

—Esta noche. Pero primero tengo que hacer unas averiguaciones antes de que Paula y Pedro regresen a la villa. Volveré a llamarte mañana por la mañana.

—Cuento contigo, Fede. No me decepciones.

—No te preocupes, Erica. Tengo un plan. Hasta luego.

Fede colgó el teléfono.  Sin vacilación salió de su suite y se dirigió a la otra parte de la casa, donde se hallaba la habitación de su hermana. Su primer objetivo era hacer las paces con Caro  y reparar el daño  que  había  hecho  en  un  par  de  conversaciones  bien  intencionadas  pero  tal  vez  poco aconsejables,  la  más  reciente  en  la  casa  de  Atenas  la  semana  anterior.  Así  conseguiría   sacarle   información   sobre   Paula. Quería   saber   dónde   había   estado   viviendo y qué había estado haciendo durante los últimos seis años.  No sería fácil ganarse otra vez la confianza de Caro. Sin duda, necesitaría ayuda. Para ello utilizaría a su sobrino.  Llamó a la puerta de Caro y preguntó:

— ¿Todavía estás levantada?

—Pasa, Fede.

—Hola —al entrar, miró rápidamente a su alrededor—. ¿Dónde está Ariel?

—En la bañera, chapoteando con unos juguetes nuevos que le he comprado.

—Bien, me alegro de que estemos a solas  durante unos minutos.

Una expresión de recelo cruzó su rostro. Con el paso de los años, Caro se parecía cada vez  más  a  su  madre.  Fede  deseó  que  no  fuera  así.  Aquel  parecido  turbaba  su  conciencia.

—Caro,  me  hago  cargo  de  que  si  quisiera  disculparme  por  cómo  te  traté  delante  de  Erica, todavía  no  podrías  perdonarme.  La  verdad  es  que  me  gustaría  que  lo  hicieras,  pero comprendo  cómo  debes  de  sentirte.  Sólo  quiero  decirte  que  ahora  entiendo  por  qué  Pedro siempre  ha  querido  a  Ariel.  Sólo  he  pasado  una  hora  con  él  y  ya  siento  un  cariño que no puedo explicar.  Por  extraño  que  pareciera,  al  decirlo  supo  que  era  verdad.

Caro tenía  la  cabeza  inclinada. No había dicho nada pero Fede sabía que estaba escuchando.

—Sé que como hermano no siempre he estado a tu lado, como Pedro. Mi problema es que   nunca   he   querido   profundizar   nuestra   relación   porque   siempre   he   estado   demasiado preocupado conmigo mismo. Y todavía lo estoy. Soy egoísta, lo reconozco. Pero tengo ojos y veo que Ariel y tú deben  estar juntos.

—Gracias —dijo en voz baja, todavía sin mirarlo—. Significa mucho para mí.


—De nada. En cuanto a Erica, tengo que reconocer que me cae bien. Desde el principio se  esforzó  por  ser  amable  conmigo,  hasta  vino  a  ver  algunas  de  mis  carreras.  Tal  vez  por eso me puse de su lado y no me paré a ver la importancia que tenía Ari en tu vida.

—Ahora  que  Pedro  ha  roto  su  compromiso  con  Erica  no  tiene  importancia.  Nuestro  hermano está enamorado de Paula.

—Al  principio  pensé  que  era  absurdo,  pero  percibí  algo  en  la  voz  de  Pedro  que  me  indujo a creer que tal vez no estuviera mintiendo, después de todo.

— ¡No  miente!  —Dijo  Caro con  vigor—.  Fede...  ya  que  estás  siendo  sincero,  ¿Te  importaría decirme qué tiene Paula que desprecias tanto?

Fede se frotó la nuca con la mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario