lunes, 10 de octubre de 2016

Dos Hermanos: Capítulo 22

— ¿De verdad?

Paula asintió. Había salvado aquel momento delicado maravillosamente bien.  Ariel  estaba encantado,  igual  que  Pedro,  cuyo  instinto  le  decía  que  Paula era  capaz  de  sumar  y  que  ya había  adivinado  el  motivo  de  la  gran  tristeza  que  apesadumbraba  a  Caro.

— ¿Por qué no vamos a cenar? —sugirió Pedro.

Los  tres  echaron  a  andar  por  el  pasillo.  Para  su  consternación,  Pedro  se  sorprendió sintiéndose atraído por la americana que caminaba a su lado. En  un  par  de  ocasiones,  sus  muslos se  rozaron  involuntariamente  y  experimentó  una  oleada  de  deseo,  algo que no le había ocurrido hacía  tanto  tiempo  que  no  podía  explicárselo.

— ¿Vamos a reunirnos con tu prometida?

Tenía una voz sensual, grave y modulada. Se preguntó si sería cantante.

—Erica cambió de idea. No va a hacer el viaje con nosotros — anunció Ariel en su lugar

-Ah.

Paula se  sobresaltó  al  oír  un  suave  golpe  en  la  puerta  del  camarote  de  Ariel.  Lo  había  acostado a petición suya.

— ¿Sí?

—Soy Pedro.

—Pasa —murmuró, y Pedro entró en la habitación vestido con la camisa de seda azul y pantalones de color gris oscuro que se había puesto para cenar.  En  la  oscuridad  parecía  alto  y  corpulento,  pero se  movía  con  sorprendente  agilidad  mientras recogía las prendas de Ariel y las colgaba en el armario. No debía complacerla tanto  mirarlo.

Ya  había  disfrutado  bastante  durante  la  cena,  cuando  sentados  en  una  mesa  privada  habían saboreado  plato  tras  plato  de  exquisita  comida.  A  Paula le  encantaba verlo comer. La verdad era que le encantaba ver cómo hacía cualquier cosa.

—Ya  está  dormido.  Ven  a  mi  habitación,  tenemos  que  hablar  —le  susurró  al  oído.  Su  cálido aliento junto a su mejilla desató deliciosos escalofríos por todo su cuerpo.

Como  una  sonámbula,  Paula  se  levantó  de  la  cama  de  Ariel con  el  mayor  cuidado  posible  y salió  de  puntillas  por  la  puerta  que  comunicaba  el  camarote  del  niño  con  la  suite de Pedro. Parecía un salón francés del siglo diecinueve. Había  dejado  encendida  únicamente  la  luz  de  su mesilla  de  noche.  Había  cierta  intimidad en el hecho de estar en la misma habitación con aquel hombre a altas horas de la noche.

Por alguna razón, a Paula le costaba incluso recordar la imagen de Fede. Carlos  le  había  advertido que  habría  ocasiones  como  aquélla  en  la  que  se  sentiría  hermosa y deseable con un hombre que no fuera Fede. Siempre que Pedro la miraba, la  hacía  sentirse  así.  Pero  estaba  prometido  con Erica,   así  que  no  había  nada  personal  en aquella reunión.

—Será mejor que te sientes o te caerás, Paula.

Su advertencia llegó justo a tiempo. Una ola balanceó el barco y Paula cayó en la silla más próxima. Pedro, en cambio, se sentó con una calma envidiable en la silla contigua a la suya. Las dos estaban clavadas al suelo.

— Quiero agradecerte que te hayas quedado con Ari hasta que se quedara dormido, sé que echa de menos que Analía lo meta en la cama.

—Ha sido un privilegio. Es encantador, y se parece mucho a Caro. La primera vez que lo ví en tu oficina, me recordó a ella y a Fede.

—Los  genes  no  engañan,  ¿Verdad?  — elevó  la  comisura  de  sus  labios  y  Paula sintió  cómo su pulso se aceleraba. Tragó saliva.

—Pedro...

—Sé lo que me vas a preguntar. Ya que antes has sido completamente sincera conmigo, pienso devolverte el favor. Supongo que debería empezar hablándote de Fernando , el joven que  se  acostó con  mi  hermana  y  huyó  de  la  responsabilidad  al  saber  que  estaba  embarazada. Rachel inspiró hondo.

—Cuando  conocí  a  Caro,  noté  que  albergaba  una  gran  tristeza.  Creo  que  ya  te  lo  he  dicho.

—Ahora sabes que es porque entregó a su hijo en adopción.

Durante  los  veinte  minutos  siguientes,  Paula permaneció  absorta  mientras  Pedro  le  explicaba  la  dolorosa  decisión  de  su  hermana  y  los  años  de  pesar  y  depresión  que  se  habían  sucedido. Cuando  le  habló  de  sus  razones  para  no  permitir  que  Ariel  fuese  adoptado  por  extraños,  por si Caro cambiaba  de  idea,  a Paula le costó contener  las  lágrimas.

2 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Los de la maratón y estos. Paula y Pedro están cada vez más cerca, que pasará cuando aparezca Federico...

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