—Voy a llamar otra vez al párroco para decirle que ya estamos en Andros. Volveré en unos minutos. Después de darle un beso en el cuello, salió de la estancia.
Camino de la puerta, se paró para dar a su hermana un rápido abrazo. Sabía que Caro los había observado. De algún modo, Paula encontró la fuerza para mantenerse en pie, aunque su cuerpo había iniciado su inevitable reacción cuando Pedro había posado sus labios sobre su piel acalorada. Caro estaba sonriendo.
—Deja todo y ven a mi habitación. Me muero de ganas de ver la cara de Ariel. En cuanto a Fede... Se quedaron mirándose, intercambiando mensajes silenciosos.
—Después de lo que dijo de mí, tengo que reconocer que he deseado varias veces que me viera ahora.
Caro asintió.
—Ya lo creo que te verá.., y va a tener un ataque al corazón.
Sonriendo, Paula siguió a Caro a su habitación. Cuando entró, enseguida notó los cambios en Fede. Pero tenía que reconocer que todos eran buenos. Los años lo habían vuelto más atractivo que nunca.
— ¡Pau!
El grito alegre de Ariel hizo que Fede volviera la cabeza. Mientras Ariel saltaba de la cama, cambiando las damas de sitio con las prisas por saludarla, Fede se limitó a mirarla durante interminables momentos. Paula llevaba un traje negro de lana sencillo pero elegante. Cuando se lo había puesto horas antes para ir de compras, Pedro le había dicho que tenía un gusto extraordinario para vestirse, porque su elegancia y su recato realzaban su glorioso pelo.
Aunque no se estaba casando con ella por amor, Paula todavía quería que se sintiera orgulloso de su esposa. Ante el mundo, sería la mujer de Pedro Alfonso. Quería hacer bien su papel. Aunque apenas hacía un mes había querido hacer bien su papel para Fede. Tal vez se debiera a la proposición matrimonial de Pedro, pero mientras seguía mirando a su hermano pequeño, se sintió lo bastante osada para decir:
—No me digas que no te acuerdas de mí, Fede. La niña mimada americana —aligeró su broma con una sonrisa—. Pensé que al menos, mi pelo naranja me delataría. Por extraño que te parezca, nunca me uní al circo. Y tal vez te resulte más extraño.. que vaya a casarme con tu hermano dentro de unos días. Creo que estabas equivocado sobre su opinión sobre la basura militar. Pero no importa. No te lo echaré en cara porque vamos a ser cuñados y estoy dispuesta a quererte.., como a un hermano.
Seguramente, Paula nunca había pronunciado un discurso que le hubiese producido tanto placer. Podía oír a Caro por detrás tratando de contener la risa. Ariel, con expresión perpleja, todavía tenía el brazo alrededor de la cintura de su madre. Se produjo un intenso silencio mientras un color rubicundo teñía las mejillas bronceadas de Fede. Vaya, vaya, tenía conciencia. Lentamente, Fede se puso en pie.
— ¡Fede! —rió—. Sólo estaba bromeando, no pongas esa cara tan seria. ¿Qué tal un abrazo? —caminó hacia él y lo estrechó con afecto. Su cuerpo estaba rígido—. Ha pasado mucho tiempo. Por favor, no te culpes por algo que oí hace años. Además, ahora somos adultos y quiero mucho a Pedro, así que no podría soportar que hubiese animosidad entre nosotros. Dime que te alegras de ello.
— ¡Yo me alegro! —barbotó Ariel.
Con una sonrisa, Paula se volvió hacia él.
—Yo también.
—Pepe te trajo de vuelta, ¿Eh?
—Sí. Vamos a casarnos en esa pequeña iglesia que hay colina arriba. Fede y tú y tu madre estarán en el primer banco.
-¿Sabes una cosa? Analía y Germán también vendrán para la boda. ¿Y sabes otra cosa?
— ¿Qué? —Sus ojos brillaban corno estrellas
—Pepe y yo hemos comprado algo especial para que te lo pongas durante la ceremonia.
— ¿Sí?
—Sí.
Ariel se quedó callado un momento, y luego dijo:
—Me alegro de que vayas a casarte con Pepe. Porque en el barco me dijo que le hacías felíz.
Aquellas palabras desataron una oleada de calor por todo su cuerpo.
—A mí me pasaba lo mismo.
— Se enfadó cuando insistías en leerle a la señora DeMaio.
«Oh, Ari, Ari»
— ¿Ah, sí?
—Sí. Dijo que quería que le leyeras a él en la cama.
Un calor abrasador trepó rápidamente por su cuello hasta su rostro. No se atrevió a mirar a Caro.
Muy buenos capítulos! Muero con la inocencia de Ariel! Los deja en evidencia!
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