miércoles, 5 de octubre de 2016

Dos Hermanos: Capítulo 4

Carlos  se  recostó  en  su  asiento  con  aspecto  extremadamente  satisfecho,  con  las  manos  entrelazadas bajo la barbilla.

—Con la ayuda del instituto, no sólo volverás a verlo, sino que harás que se trague sus palabras. Los  ojos  de  su  consejero  brillaban  con  picardía.

Paula casi  podía  creerlo.  Una  sonrisa  asomó alas comisuras de sus labios.

—Eso espero.

Paula creía que debía mantener el tono desenfadado. Carlos no podía saber lo vital que era para ella enamorar a Federico.

—A  algunos  hombres  no   les   importan   los   kilos   de   más   y   muchos   de   ellos   te   encontrarían  atractiva  tal  y  como  estás  ahora  —Paula  lo  sabía.  A  su  antiguo  jefe,  Manuel, le encantaba cómo era—. Pero dado que Federico Alfonso es tu presa, he hecho un estudio  de  los  tipos  de  mujeres  con  los  que  le  gusta  ser  visto  en  público.  Todas  son  rubias de Hollywood de aspecto anoréxico.

—Lo sé. Por eso debo perder veinte kilos y teñirme el pelo de rubio.

—Te  equivocas.  Sigue  siendo  un  play  boy  porque  ninguna  de  esas  mujeres  ha  conseguido  capturar  su  corazón.  Va  a  hacer  falta  una  mujer  de  verdad,  con  belleza  natural  y  sin  artificios,  alguien  como  su  madre  o  su  hermana,  para  que  deje  atrás  su  soltería.

— ¿Has visto fotografías de Carolina y de su madre?

—En  cuanto  me  asignaron  tu  caso,  me  encargué  de  averiguar  todo  lo  posible  sobre  Federico. Creo que un hombre griego puede sentirse atraído por el oropel, pero que en  definitiva,  adora  a  las mujeres  de  su  familia  e  instintivamente  elegirá  una  esposa  que encarne algunas de sus cualidades. Mis observaciones me indican que es esa  clase de hombre.

Carlos se sentó más cómodamente en su silla.

— Su  madre  tenía  una  figura  voluptuosa  heredada  por  Carolina.  Las  dos  mujeres  han  lucido siempre el pelo oscuro que Dios les ha dado. Su fuerte estructura ósea confiere carácter a sus rostros. Tú tienes una estructura ósea preciosa. Perdiendo diez, doce kilo como máximo, tus rasgos faciales y tu figura mejorarán. No alteraremos el color de tu pelo. Ten presente que no quieres parecerte a las criaturas famélicas y superficiales que pasea del brazo. Al parecer, su madre era una mujer afectuosa y sin pretensiones, y sin duda,  Carolina ha  salido  a  ella.  Sospecho  que  tú  también  tienes  esas cualidades..,  al  contrario  que  las  distintas  rubias  con  las  que  ha  estado.  Cuando  acabe  contigo y  hayamos  planeado  tu  nueva  irrupción  en  su  vida,  te  garantizo  que  se  enamorará  locamente de tí.

«Cielo  Santo...».  Aquello  tenía  que  funcionar.  Tenía  que  cautivar  tanto  a  Federico que  nunca habría ninguna otra mujer para él.

—Eres  muy  convincente,  Carlos  —después  de  una  pequeña  pausa,  Paula continuó—. Cuando  tenga  su  corazón  a  mis  pies,  reconozco  que  disfrutaré  viendo  qué  cara  pone  cuando  le  diga  que  soy  la  norteamericana  mimada,  gorda,  bajita  y  rara  que  quiso  que  Carolina eludiera a toda costa.

—Que  Dios  nos  proteja  de  una  mujer  burlada  —dijo  Carlos,  pero  frunció  el  ceño—.  El  único problema que preveo es que no estás enamorada de él. Un matrimonio sin amor por las dos partes no es una unión.

—Yo  no  he  dicho  que  no  amara  a  Fede.  Siento  haberte  dado  esa  impresión.  Siempre  he estado enamorada de él —replicó con sinceridad—. Además, lo he perdonado.

Paula lo miró a los ojos.

—No  niego  que  no  planeé  intensamente  mi  venganza  por  aquel  entonces.  Los  chicos  suelen ser muy crueles antes de madurar y la verdad es que era una adolescente muy poco atractiva. Sin embargo, el tiempo me ha cambiado mucho y estoy segura de que a él también. Si el instituto puede conseguir lo que expone en su resolución, en menos de seis meses seré la mujer con la que Fede quiera pasar el resto de su vida. Espero con ilusión el momento.

Si aquel momento no llegaba, Paula no sabía lo que haría. Federico se había convertido en el centro de su universo.

—Con  una  determinación  como  la  tuya,  estoy  convencido  de  que  harás  realidad  tu  sueño. Sólo espero...

—Tengo que hacerlo realidad, Carlos.

Carlos la observó durante un largo momento antes de decir:

—Sé  que  eres  licenciada  en  comunicación.  Hablemos  de  lo  que  has  hecho  desde  que  dejaste la universidad.

—Finalmente  sacaron  a  mi  padre  del  programa  espacial  y  lo  pusieron  al  mando  de  la  base aérea  de  Red  Crater,  cerca  de  Las  Vegas,  en  Nevada.  Murió  hace  tres  meses.  El  catorce de marzo —tragó saliva—. Hasta su muerte, vivía con él en la base y trabajaba para una emisora de radio en Las Vegas.

—Has sufrido una depresión desde su muerte, ¿Cierto?

 —Sí —susurró—. Empecé a perder el sueño y comprendí que debía yerme un médico. Pero  no conocía  a  ninguno  de  los  de  la  base  como  conocía  al  doctor  Rich,  así  que  lo  llamé. Hablamos y me recetó unos medicamentos para conciliar el sueño.

— ¿Sigues tomando esas pastillas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario