sábado, 1 de octubre de 2016

Otra Oportunidad: Capítulo 62

Pedro arrancó el vehículo.

—Siempre la echaré de menos, pero me siento mejor al saber que estará bien. Gracias por ayudarme, Pedro.

—¿Y ahora? ¿Que hacemos?

—Supongo que ir a casa…

—Tengo que recoger a Fran a la una. Podrías pasar el fin de semana con nosotros.

—¿En la cabaña?

—No, en Denver. Esta tarde iremos al Museo de Historia Natural y por la tarde, al cine. No sabes lo que es vivir si no has visto una película de dibujos animados rodeado de doscientos niños que no dejan de gritar.

Ella negó con la cabeza.

—No, supongo que no —dijo, abrazándose al álbum—. ¿Crees que alguna vez preguntará por mi? ¿Que querrá conocerme?

—Supongo que si. Y si lo hace, sospecho que sus padres no se interpondrán.

—Ojala tengas razón.

—Hagamos una cosa. Te llevaré a tu casa e iré a recoger a Fran. Pero volveremos a buscarte.

—Puedo acompañarte, si quieres…

—Por supuesto, pero pensaba que preferirías estar sola un rato para ver el álbum…

—Si, es cierto. Déjame en casa entonces. Los estaré esperando.

Pedro la dejó frente a su edificio y Paula corrió al departamento. En cuanto entro, abrió el álbum con cuidado, como si fuera el objeto más valioso del mundo. Había fotografías de la niña en distintas edades; a veces aparecía sola, pero casi siempre en compañía de Rebeca, José u otros familiares. En la última página había una copia de una fotografía reciente, que al parecer le habían sacado en el colegio. Acarició la cara de su hija y suspiró. Llevaba un buen rato mirando el álbum y sabía que Pedro aparecería en cualquier momento con Franco, así que se dijo que sería mejor que se arreglara un poco y se lavara la cara para que el chico no notara que había estado llorando.

Minutos después, decidió salir y esperarlos fuera para poder respirar un poco de aire fresco. Tenía muchas cosas en las que pensar. Una de ellas, la posibilidad de marcharse a vivir al sur, a algún lugar más cálido que Denver. Pero no quería alejarse de Pedro. Cuando padre e hijo aparecieron, Franco la saludó con entusiasmo.

—Hola, Pau… papá me ha dicho que vendrías con nosotros. Yo le he preguntado que por que no has venido a casa, pero mama se ha puesto un poco pesada y ha empezado a preguntar adonde íbamos a ir y lo que íbamos a hacer…

—Bueno, es normal que las madres se preocupen por sus hijos, Fran —dijo Paula.

Miró a Pedro y se preguntó si no habría propuesto que se quedara esperando en el departamento para evitarle otro encuentro con Noelia. Era lo más probable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario