—Sólo de vez en cuando, para no tener pesadillas.
—Háblame de ellas.
—Sueño que me dejan sola y me despierto llorando — sólo había tenido aquel sueño una vez desde el funeral. Eran sus otras pesadillas las que le hacían dar vueltas toda la noche, gritando. Pero a pesar de lo mucho que le gustaría confiarse a Carlos, todavía no estaba preparada para revelar sus secretos más íntimos.
—Dado que tu padre estuvo destinado en distintas partes del mundo mientras crecías, has estado sola mucho tiempo, y sin embargo siempre has sabido que él estaba contigo. Ahora que ya no está, no es extraño que experimentes ese sentimiento de pérdida. Continúa tomando ese medicamento si te ayuda. Si necesitas algo más fuerte, tenemos un médico en plantilla que podrá recetarte algo. Pero con el tiempo tu mente aceptará la pérdida y las pesadillas no te perturbarán. Eres una persona fuerte, de lo contrario no habrías seguido la sugerencia de tu médico de ingresar aquí.
«Soy una persona miedosa, Carlos. Y lo bastante desesperada como para probar cualquier cosa».
— ¿Hablas griego?
—No. Caro me enseñó algunas frases, pero las he olvidado.
—Entonces te enviaremos a las clases nocturnas que se imparten en la iglesia ortodoxa griega que hay a la vuelta de la esquina. Si quieres ser la mujer de Federico, tendrás que ser capaz de comunicarte, al menos a un nivel básico. En cuanto a tu físico, pasarás parte del día poniéndote en forma, aprendiendo cosas sobre nutrición, recibiendo lecciones sobre cómo peinarte y maquillarte, cómo comprar ropa que encaje con tu altura y tu figura y todo lo necesario para hacer que el envoltorio sea tan atractivo como sea posible. El resto del tiempo estarás conmigo trabajando tu yo interior y desarrollando la estrategia necesaria para el reencuentro.
—No sabría cómo empezar a buscarlo o a ponerme en contacto con él.
Carlos le brindó una sonrisa complacida.
—Esa parte es fácil. Renovarás tu amistad con Carolina Alfonso... lo cual resultará agradable tanto para ella como para tí, Paula. Y después, Federico te encontrará. No se imagina que en menos de seis meses su vida va a cambiar por completo.
«Mi futuro marido». Ningún hombre que había conocido podía superar el rostro y figura de Adonis de Fede. Ya sabía la verdad sobre su gusto por las mujeres, así que había prestado poca atención a los cotilleos que escribían sobre él en la prensa del corazón. Claro que confiaba en que los seis años transcurridos lo hubieran hecho madurar para que Fede pudiera convertirse en su compañero y protector, así como en su amante y en el padre de sus hijos. Antes de las Navidades, lo averiguaría. Mientras tanto, el Instituto Miguel Angel era el único lugar donde podría permanecer oculta y, gracias a Dios, a salvo...
—Justo cuando el sol se levanta una ver más por la oscura manta del espacio, lanzando sus rayos por el desierto de Red Crater en Nevada, se despide de vosotros Draco, de la cadena Constelación. Pronto sucumbiré a los brazos de Morfeo. A mitad de su monólogo de despedida, un mensaje de los productores de día de la emisora apareció en el monitor de Manuel Novak.
—Oye, Manuel... el mismo tipo que ha llamado un puñado de veces para preguntar cómo podía localizar a Paula acaba de llegar a la emisora. Iba en un Jeep, y parece un alto mando de la base. Hablé con él por el teléfono interno y le dije lo de siempre, que no tenemos ni su número de teléfono ni su dirección. Montó en cólera e intentó entrar por la puerta de atrás. Como no pudo, probó con las puertas de nuestros coches. Pensé que querrías saberlo.
Manuel maldijo entre dientes. Aquellos bastardos no sabían cuándo parar. Por él, podían pudrirse en el infierno. Durante los últimos tres años, las emisiones de Paula habían ayudado a aumentar enormemente la audiencia del programa. Antes de irse, sus insinuaciones de que las exploraciones en Marte podrían estar encubriendo algo habían alarmado a algunos de los altos mandos. La joven sabía correr riesgos, pero tenía agallas. Diablos, la echaba de menos. Se inclinó hacia delante, todavía tenía que terminar el programa.
—Amigos, no olviden que estoy con ustedes todos los días a medianoche. Juntos exploraremos el cosmos, donde todo lo imposible es verdad, donde lo que no puede ser, simplemente es. ¿Se atreven a acompañarme?
Pulsó el botón de la consola que activaba el tema musical y luego se recostó en su silla y se estiró. A sus sesenta y un años de edad, después de cuarenta y cinco trabajando en la radio, en teoría había llegado a la cúspide de su carrera: un programa nacional que podía oírse en cincuenta emisoras en todo el país vía satélite y un estudio de vanguardia a las afueras de Las Vegas. Estaba situado en una concha de adobe que recordaba la arquitectura de Frank Lloyd Wright, de modo que se fundía con el desierto y estaba protegido por los últimos avances en seguridad electrónica. A pesar de lo maravilloso que era todo, había ocasiones, como en aquellos momentos, en los que añoraba sus comienzos en el mundo de la radio, la choza donde pasaba horas sentado soñando con su programa.
Muy buen comienzo! Que obsesionada está Pau. Me intriga saber como sigue esto!
ResponderEliminar