Se sucedió un largo silencio. Luego Fede dijo:
-Todavía debe seguir siendo mi secreto. Cuando haya pasado un tiempo razonable, nos divorciaremos y regresaré a los Estados Unidos para vivir y trabajar. Tanto si me crees como si no, no aceptaré un centavo de Pedro. Mientras tanto, ni él ni yo queremos echar a perder nuestra boda porque es para Ari el y para Caro.
Por una vez, Fede permaneció callado.
—Por favor, no te ofendas por lo que voy a preguntarte. Te has convertido en una mujer hermosa, y cualquier hombre sería afortunado casándose contigo. Pero hace dos años que Pedro está enamorado de Erica. ¿Cómo es que te presentaste en su despacho en el momento en que lo hiciste y pusiste su mundo del revés en cuestión de días?
—Si te digo la verdad, Fede, y luego me tratas como hiciste antes, te juro que nunca volveré a ser tu amiga ni a confiar en tí.
—Sigue.
—Primero, debes entender que ha sido Erica la que ha matado el amor de Pedro. Se negaba a compartirlo con su familia. Cuando él comprendió que siempre iba a ser un tira y afloja, rompió el compromiso. Yo no tuve nada que ver con eso. Pero ya has, adivinado que no está enamorado de mí. Me pidió que me casara con él para poder adoptar legalmente a Ariel.
— ¡Entonces, lo reconoces!
—Sí. Pero lo que no sabes es que voy a casarme a cambio de algo que necesito de él.
—Dinero.
Paula inspiró hondo.
—Ahora, el resto. Empezaré diciendo que no estoy orgullosa de lo que voy a decirte. Pero hasta que no lo confiese, no podré liberarme de la culpa.
— ¿De qué estás hablando?
—No fui del todo sincera cuando te dije que me había recuperado rápidamente de tus insultos. El hecho es que, a causa de tu crueldad conmigo y con Caro, quería vengarme de ti. Cuando me presenté en la oficina de Pedro sin cita previa, estaba preparada para llevar a cabo mi plan.
—Sabía que tenías uno, ¿Cuál era?
—Sé que es lo que parece, pero no. Quiero algo mucho más importante. Por desgracia, buscarte y hacer que te enamoraras de mí, la chica a la que una vez llamaste bajita, gorda y fea y de pelo naranja.
—No sabía que te hubiese hecho tanto daño.
—Eso fue porque creía que eras el hombre más atractivo e interesante que había conocido nunca. Estaba loca por tí. Casarme contigo sería la venganza definitiva, pero no había contado con un pequeño detalle.
- ¿Pedro?
Paula asintió.
—No había imaginado que me gustaría, y mucho menos que me enamoraría de él. Pero lo hice. Esos siete días y siete noches en el barco transformaron mi vida. La verdad es que lo adoro, Fede —movió lentamente la cabeza—. Sé que todavía ama a Erica, aunque haya decidido no casarse con ella. Qué ironía, ¿Eh?
Después de cierta vacilación, murmuró:
—Lo siento, Paula.
—Yo también lo siento —Paula contuvo un sollozo—. Pero al menos me alegro de que vinieras a verme esta noche. Ahora que sabes toda la verdad, espero que tus sentimientos hacia mí sean un poco más amistosos.
—Lo mismo te digo —se inclinó hacia ella para darle un beso en la frente y luego se levantó de la cama—. Buenas noches, Paula.
—Fede—lo llamó—. Te he contado todo como una confidencia, así que te agradecería que no se lo dijeras a nadie.
—Tienes mi palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario