miércoles, 26 de abril de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 22

Pedro  entendía perfectamente a lo que se refería. Se preguntó qué hubiera sentido si hubiera sabido que Paula estaba embarazada. Habría estado allí cuando su hija naciera. De eso estaba seguro. Pero ella le había impedido disfrutar de aquella oportunidad. También le había borrado la opción de conocer el sexo de su hijo o dejar que fuera una sorpresa.

—Entonces —le dijo Lucas a su compañero—, vas a ser padre pronto. Supongo que estarás muy ocupado como para buscar médicos que se unan al equipo —miró a Pedro—. Creo que te toca a tí.

Pedro asintió.

—Yo ayudaré, pero…

 —¿Pero qué? —preguntó Lucas entornando los ojos.

—Tú eres el alma de este grupo —aseguró Pedro—. Me sorprende mucho que estés delegando.

—Es curioso que digas eso. Quiero optar al puesto de director de la unidad de trauma del hospital —Lucas dejó la pluma sobre la mesa y los miró esperando su reacción.

Pedro sonrió.

—Eres el mejor cirujano de trauma que hay en el valle. La junta médica estaría loca si no te escoge.

—No soy el único candidato. Hay gente con mucho talento —reconoció Lucas.

—Lo conseguirás —predijo Marcos—. Estoy seguro.

—Entonces —continuó Lucas—, ¿Me van a ayudar los dos todo lo que puedan a conseguir gente?

 Ambos asintieron y Lucas consultó entonces las notas que tenía delante.

—Creo que con esto ya está todo. ¿Queréis hablar de algo más?

—Sí.

Pedro miró a sus amigos. No tenía pensado hablar de lo que le estaba ocurriendo, pero tenía una hija en la que pensar y eso limitaría su tiempo en la búsqueda de personal. Sus amigos tenían derecho a saberlo.

—Necesito decirles por qué me muestro reacio a dedicarle mucho tiempo al asunto de buscar nuevos médicos.

—¿Te refieres a algo que no sea dedicarte a cortejar damas? —preguntó Marcos.

 —A una dama en particular —le aclaró Pedro.

—¿Una? ¿Vas a abandonar las filas de la soltería como Marcos?

—La dama a la que me refiero todavía no es una mujer. Es mi hija, y acaba de cumplir un año.

No era habitual que sus compañeros se quedaran sin palabras, pero eso era lo que había sucedido. Lucas se tiró de la oreja.

—Lo siento. Me ha parecido escuchar que tienes una hija de un año.

—Así es. Se llama Olivia.

—¿Y tiene madre? —preguntó Marcos.

—Paula Chaves.

Que sus dos amigos se quedaran sin palabras en menos de un minuto era todo un récord.

—Siempre me ha caído bien Paula —dijo finalmente Lucas.

—A mí también —aseguró Marcos—. Cuando las cosas no salieron bien entre ustedes, me pregunté qué habrías hecho para asustarla.

—¿Qué te hace pensar que fui yo? —protestó Pedro.

—Porque tú eres tú. Y Emily es una de las buenas —Lucas se reclinó en la silla—. Ahora que ustedes dos están juntos y ya no estás en el mercado, soy el único que permanece soltero y…

—Ésa es la cuestión —lo interrumpió Pedro—. Paula y yo no estamos juntos. Vino a verme hace un par de semanas y me dijo que había tenido una hija mía —las razones que le había dado eran íntimas, y no era algo que compartiría con nadie sin su permiso—. Estoy esperando la confirmación de las pruebas de ADN, pero el parecido conmigo y mi familia es muy convincente.

—Felicidades —dijo Marcos—. No puedo creer que me hayas ganado por la mano.

Y Pedro no podía creer que sus amigos no se hubieran puesto de su parte para criticar a Paula. Parecían realmente contentos de que hubiera reaparecido en su vida. Él mismo estaba luchando contra aquello, porque tenía un gen extraviado que le hacía desearla con todas sus fuerzas a pesar de todo lo que le había hecho.

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