miércoles, 26 de abril de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 18

Pedro se cruzó de brazos y se apoyó contra el mostrador.

—Mira, ya sé que no te gusta la idea de mudarte a mi casa con Olivia. Pero he estado pensando. ¿Qué te parece si yo…?

—Ni lo digas —lo interrumpió ella alzando la mano—. No puedes vivir con nosotras. ¿Qué clase de ejemplo sería ése para las chicas? Ni hablar.

—De acuerdo —Pedro parpadeó—. En realidad iba a preguntarte qué te parecía si organizara la fiesta del primer cumpleaños de Oli. Una celebración familiar. En mi casa —observó su reacción durante un largo instante antes de añadir—. No deberías sentirte mal por pensar lo peor de mí.

—¿Por qué?

Pedro le pasó un dedo por la mejilla caliente para demostrarle que no se le había escapado su sonrojo.

—Eso juega a mi favor. Cuando te sientes culpable por pensar mal, probablemente yo consiga lo que quería en primera instancia. Antes de decir que no, al menos piénsatelo.

Probablemente Pedro  tenía razón, porque tenía muchos motivos para sentirse culpable respecto a él. Pero no le resultaba fácil bajar la guardia.

—La verdad es que tenía pensado celebrar el primer cumpleaños de Oli con las chicas y sus hijos. Benjamín y Franco no son familia de sangre, pero están muy cerca de ella.

—Camila y Laura podrían venir con sus hijos —dijo Pedro—. También me gustaría decírselo a mis padres. Y a mi hermano. Ya sé que seguramente no es una buena idea abrumar a Oli con todo el mundo a la vez, pero ya que he hecho progresos, he pensado que es un buen momento para que conozca a sus abuelos y al resto de la familia.

¿Sería eso divertido? Se preguntó Paula.  La jefa de enfermeras ya quería sacarle el corazón con una cuchara, y Paula no quería ni imaginarse qué pensarían los padres de Pedro. Pero Olivia debería conocer a toda su familia.

—Yo creo que…

—Escucha, Paula —dijo Pedro con expresión irritada—  si quieres seguir encontrándole fallos a la idea, adelante. Me he perdido muchas cosas del primer año de Oli y también mis padres. Les gustaría conocer a su nieta.

—Ahora eres tú quien se ha adelantado. Estaba a punto de decir que es una buena idea. Oli  tiene derecho a conocer a tu familia.

—De acuerdo entonces —asintió Pedro.

—Bien. Será mejor que me lleves con la familia de tu paciente.

 —Sí —Pedro se puso en marcha—. ¿Tienes ya hora para hacerte el ultrasonido?

Ella asintió.

—Justo después del cumpleaños de Oli.

—Eso es en dos semanas. ¿No puedes hacértela antes?

—El departamento está saturado, y no puedo decir que lo lamente. Leticia dijo que dos semanas no influirán en el resultado, sobre todo si es benigno, como ella sospecha. Si son malas noticias, prefiero no saberlo antes del gran día de Oli.

—De acuerdo —dijo él. Sus ojos oscuros reflejaban incertidumbre.

Siempre había querido arreglar las cosas, y Paula reconoció aquel impulso en su expresión. Parecía como si a Pedro  le importara de verdad, y seguramente fuera así, pero sólo porque era la madre de su hija. Oh, cómo deseaba que también fuera por ella. Pero tenía que aceptar aquel sentimiento y dejar de desear más de lo que tenía derecho a esperar de él.

No hay comentarios:

Publicar un comentario