domingo, 23 de abril de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 12

—Hola —Olivia balbuceó algo y trató de bajarse, pero su madre la sujetó con fuerza. Mejor, porque no debía acercarse mucho a Franco—. ¿Qué estás haciendo aquí?

—Pasaba por el barrio —mintió él.

—Ya —su tono indicaba claramente que no se lo había creído ni por un momento. Sin entrar del todo, Paula le pasó una bolsa blanca a Camila—. Te he traído aspirina infantil.

—Gracias.

—Espero que Franco  empiece a sentirse mejor pronto —dijo mirando al niño con simpatía—. Tengo que llevar a mi hija a casa.

Pedro la siguió y luego miró hacia las adolescentes.

—Si tienen alguna pregunta…

 —Gracias, doctor —dijo Laura.

 —De nada.

Pedro siguió a Paula hasta su departamento, que estaba en la puerta de al lado. Cuando se inclinó para recoger un juguete, su atención se centró en su cuerpo bien formado. En su vestido de algodón blanco sin mangas con sandalias bajas a juego. Parecía un ángel. Aunque había suficiente perversión en su oscuro y alborotado cabello como para aumentarle el latido del corazón. Aquellos mechones sedosos que le rodeaban el rostro le recordaban las veces que le había acariciado el pelo mientras le hacía el amor. Sintió un nudo en el estómago, y tuvo ganas de estrechar a Paula contra sí, como en los viejos tiempos. Luego le echó un buen vistazo a la expresión de su rostro.

—¿Qué estás haciendo aquí? —volvió a preguntarle ella—. Los dos sabemos que este barrio no está en tu ruta.

—He pasado a ver a Olivia.

 «En gran parte». Emily dejó a su hija en el suelo.

 —Hubiera estado mejor que llamaras primero. Lo habría hecho si hubiera planeado la visita.

—Lo tendré en cuenta.

 Como si hubiera bastado con verbalizar su protesta, la indignación desapareció de Paula.

—Gracias por echarle un vistazo a Franco. Las chicas apenas pueden sobrevivir con el dinero de la fundación.

—¿Y dónde están los padres de los niños? —preguntó Pedro.

—Camila no lo ha visto desde que le dijo que estaba embarazada. Sus padres la echaron cuando les dio la noticia —aseguró Paula con desaprobación—. El padre de Franco, Julián Blackford, está ganando lo mínimo trabajando en uno de los hoteles de la ciudad, y además está yendo a clase en la universidad. La educación es la única manera de salir adelante y conseguir una vida mejor para su hijo. Contribuye económicamente todo lo que puede y pasa todos lo días a ver al niño. No están casados, pero hacen lo que pueden para criar juntos a Franco. Eso es digno de respeto.

¿Lo era? Cuando se comete un error, hay que intentar hacer lo correcto. Así le habían educado sus padres. Olivia lo estaba mirando mientras mordía unas llaves de colores de juguete. Luego se las sacó de la boca y las agitó antes de arrojarlas y arrastrarse hacia donde ellos estaban hablando. Era la primera vez que se acercaba voluntariamente a Pedro. Él sonrió, y la niña, que lo miraba parpadeando, le devolvió la sonrisa. Una sensación cálida y enorme se apoderó de él, y fue seguida de una cascada de ternura infinita. También experimentó el deseo de mantenerla a salvo de cualquier cosa que pudiera hacerle daño.

2 comentarios: