lunes, 24 de abril de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 14

—¿De verdad crees que podrías contarme lo de mi hija y esperar que no me implicara?

—No serías el primero —dijo pensando en el padre biológico que nunca había conocido. Y nunca se había sentido tan sola como cuando tenía quince años y le dijo al chico con el que se había acostado que iba a ser padre y no volvió a verlo nunca más.

—Yo no soy como el padre del hijo de Camila.

—Estoy de acuerdo. Eres todo lo contrario. Tú apareciste sin avisar. Lo que no le dijo fue lo contenta que se puso al verlo.

—Si te hubiera llamado, ¿Hubieras puesto una excusa para que no viniera? — preguntó Pedro.

Paula le señaló con el dedo.

—No confías en mí. No creíste que te estuviera diciendo la verdad sobre Olivia.

 —¿Y puedes culparme?

No podía, pero eso tampoco se lo dijo.

—No voy a pasarme la vida demostrando que lo que hago y digo es sincero. Yo no miento, Pedro.

—Excepto por omisión.

—No soy perfecta. Cometo errores, pero al parecer en tu mundo la gente no se permite ese lujo.

—Eso es un poco duro.

—Entonces, ¿Por qué me estás vigilando? —quiso saber ella.

—Creo que es mi derecho como padre —respondió Pedro—. Igual que tú no quieres dejar a las adolescentes de tu programa, yo no quiero dejar sola a Oli. ¿No es ésa la razón por la que viniste a mí en un principio?

—Sí —admitió Paula.

—Pues no puedes decirme que existe y luego sacarme del cuadro. No soy un irresponsable. Me voy a ocupar de ella, pero quiero tener voz en lo que le pase. Derechos legales.

—De acuerdo.

Pedro parpadeó.

—¿Así de fácil?

—¿Esto te parece fácil?

 —Ahora que lo mencionas…

Olivia  se agarró a la falda de su madre para ponerse de pie. Paula se la subió a la cadera. Nunca había pensado que fuera una mujer que no supiera compartir, pero ahora se preguntó si Pedro no tendría razón. Se había esforzado mucho por ser independiente porque no quería volver a necesitar a nadie de nuevo. Entonces lo conoció  y cometió el error de dejarle entrar. Estaba claro que la atracción no había terminado cuando acabó su relación. Había tratado de olvidarle, pero nunca llegó a conseguirlo del todo. Tal vez porque era el padre de su hija. Lo cierto era que ambos eran responsables de aquella niña, así que ella tenía que encontrar la manera de coexistir pacíficamente. Pero irse a vivir con él, apoyarse en él, era algo que no podía hacer.

Pedro le sonrió a Olivia, que parecía tener más curiosidad que precaución.

—¿Esto es una tregua?

—Creo que un alto el fuego es una idea excelente —reconoció Paula.

Y confió en que no se arrepentiría de aquellas palabras. Sería muy fácil enamorarse de él, y eso la asustaba más que estar sola.

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