viernes, 21 de abril de 2017

Amor Inolvidable: Capítulo 5

Paula estaba recorriendo arriba y abajo el salón de su departamento de la planta baja mientras esperaba a Pedro. Con lo enfadado que estaba, no esperaba que padre e hija fueran a encontrarse hasta las pruebas de ADN, así que su solicitud de ver a Olivia la había pillado por sorpresa. Escuchó un grito enfadado en el pasillo y corrió para encontrarse con Olivia intentando gatear para salir de su habitación. La niña llevaba un vestido de encaje blanco y sin mangas que sin duda suponía una tortura para ella. Las rodillas le pisaban el bajo, lo que minimizaba sus progresos y aumentaba su frustración. La agarró en brazos. Sus rizos dorados le rodeaban el rostro de ojos azules y mejillas sonrosadas.

—Siento lo del vestido, pequeña. Ya sé que no es tu estilo, pero tu papá llegará en cualquier momento y sé que quieres impresionarle.

—Uh —respondió Olivia agitando los brazos para que la bajara.

Paula  colocó a la niña en el suelo con delicadeza, agarrándole la manita mientras la niña caía sentada. Había perdido la cuenta de la cantidad de veces que le había cambiado de ropa a Annie para la ocasión. Pero conocer a tu padre era un momento importante. No lo sabía por propia experiencia, porque nunca había visto al suyo. Pero seguro que había que hacerlo con las mejores galas. Era muy consciente de que ella era la razón por la que aquel encuentro no había tenido lugar antes, y tenía que vivir con sus consecuencias. Pero no podía añadir aquella culpa a todas las que ya tenía. Más valía tarde que nunca. El áspero sonido del timbre provocó que  le diera un vuelco el estómago como si se hubiera montado en una montaña rusa. La buena noticia fue que el sonido llamó la atención de Olivia, que dejó de tratar de escapar de su vestido.

—Vamos allá, cariño —llevó a la niña hacia la mirilla para ver quién era.

Pedro llegaba puntual. Cuando lo vió, suspiró profundamente antes de abrir.

—Hola, Pedro.

—Paula.

Se había cambiado la ropa del hospital por pantalones vaqueros y una camisa azul clarito. Tal vez, sólo tal vez, para él también fuera importante aquel encuentro.

—Pasa —dijo ella echándose a un lado para abrir más la puerta antes de cerrarla tras echar un vistazo al sol del atardecer que comenzaba a descender—. Hace mucho calor fuera.

Y también dentro, pensó mirándolo. Aquella visión no le proporcionaba ningún alivio del calor. Había pasado algún tiempo, pero su cuerpo seguía siendo susceptible a él. Pero aquella visita no era para ella. Había llegado el momento de hacer las presentaciones.

Paula miró a su hija, que estaba chupándose el dedo índice y miraba con incertidumbre a aquel desconocido tan alto.

—Pedro, ésta es Olivia.

Él la observó fijamente durante largo rato. Paula no era consciente de que estaba conteniendo la respiración hasta que la dejó escapar cuando él también lo hizo.

—No mencionaste que se parece a mí —dijo sin apartar los ojos de su hija.

—¿Me hubieras creído?

—Seguramente no —Pedro deslizó la mirada hacia Paula—. Yo tenía ese color de pelo cuando era pequeño. Y los ojos son como los míos. Incluso esto —dijo alzando un dedo para tocar suavemente el hoyuelo de la barbilla de Oli, idéntico al suyo.

La niña apartó la cabeza y escondió la cara en el cuello de Paula.

—Es un poco tímida. ¿Quieres agarrarla en brazos?

—Sí —Pedro estiró los brazos para recibir a la niña, pero Olivia se retorció cuando él trató de sujetarla en su antebrazo. Luego empezó a llorar histéricamente y estiró los brazos para que su madre la rescatara—. Quiere irse contigo —dijo él con voz fría como el hielo.

Paula sujetó a su hija y sintió cómo se relajaba. No así Pedro.

—No te lo tomes como algo personal. Es que no te conoce.

—¿Y de quién es la culpa?

Aquel comentario mordaz consiguió su objetivo, y Paula volvió a sentirse culpable una vez más. Cuando se sentía acorralada, salía la adolescente peleona que se había criado en las calles.


2 comentarios:

  1. Ya me enganchó esta historia! Me da pena que Oli lo rechace, pero seguro él hará que eso cambie!

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