lunes, 3 de abril de 2017

Enamorada: Capítulo 22

—No —aseguró él—. Tengo que proteger estas manos a toda costa.

—No tienes excusa, doctor —Paula sacudió enérgicamente la cabeza—. Con tu superior cociente intelectual podrías haber cortado las zanahorias en tiras utilizando la fuerza mental.

Horacio y Ana encontraron aquello muy divertido y se rieron a carcajadas hasta llorar.

—Oh, Paula —dijo su madre secándose los ojos—. Eres la mujer más simpática que ha traído Pepe por aquí.

—No te hace la pelota ni se inclina ante tí —Horacio asintió con aprobación—. Me cae bien, hijo.

—Ahora que lo pienso —continuó Ana—, hacía mucho que no traías a alguien a casa. ¿Cuándo fue la última vez?

Como sus cuerpos se estaban tocando, Paula sintió que Pedro se ponía tenso y entendió la razón. Imaginó que sería cuando estuvo en la facultad de medicina y llevó a la mujer equivocada. Todavía estaba marcado por aquella experiencia. Sintió el impulso de protegerle.

—Pedro no tiene tiempo para mujeres.

—¿No sales con chicas, hijo? —su padre parecía un poco preocupado.

—Hay demasiada gente que depende de él. Está muy ocupado salvando vidas y no tiene interés en relaciones personales sin importancia que le quitarían tiempo.

—Paula está exagerando —el tono de Pedro ocultaba una cierta sorna—. Sí que salgo.

—Cuando puede —añadió ella—. Y créanme, no es fácil ser el doctor Pedro Alfonso, dedicado a arreglar corazones. Menos mal que se le da tan bien, porque cuando avanza por el pasillo del hospital casi puede oírse cómo se rompen algunos.

Horacio agitó juguetonamente el dedo hacia ella.

—Nos estás tomando el pelo.

—Yo nunca haría algo así —afirmó Paula—. Se lo estoy tomando a él.

—Bien hecho —aplaudió Ana.

 —Eh, que estoy aquí delante —protestó Pedro.

Ella le dió un puñetazo cariñoso en el hombro.

 —Imagínate lo que diré a tu espalda.

—Lo cierto es que no tengo que imaginarlo —murmuró Pedro—. Te pillé diciéndole a Zaira Morales lo que pensabas realmente de mí.

¿Era ella la única que captaba el tono erótico de su voz? Menos mal que estaba oscuro allí fuera, pensó Avery. Así los padres de Pedro no verían que tenía la cara roja como un tomate. La única culpable del comentario sobre acostarse con los médicos amables era ella.

—Vamos, no nos tengas en vilo —la urgió Horacio—. ¿Qué dijiste a su espalda?

—Oh, fue hace tiempo —aseguró Paula—. Creo que tenía algo que ver con lo obstinado que es.

Pedro se inclinó y le susurró al oído:

—Mentirosa.

—Siempre ha sido muy perseverante —confirmó su madre—. Antes de cumplir el año estaba decidido a andar, y cuando se caía no lloraba. Se levantaba y volvía a intentarlo.

No actuaba así en las relaciones, pensó Paula. Había admitido que estuvo enamorado, pero aquello no funcionó. Ahora prefería la cantidad a la calidad y al parecer no tenía intención de volver a intentarlo.

Horacio se rió  al recordar a su hijo aprendiendo a andar.

—Un cabezota, así es Pepe. Si se propone algo, ten cuidado. Irá a por ello con todo.

Paula se apuntó la advertencia, aunque sabía por experiencia que Pedro Alfonso no se rendía. Por eso estaba ella allí ahora.

—No se puede llegar a ser uno de los mejores cirujanos cardiotorácicos del país sin motivación. Y el objetivo debe ser convertirse en número uno —añadió Horacio.

La motivación era algo bueno, pensó Paula. Pero no pudo evitar preguntarse qué opinaría Pedro. Sabía que la aprobación de sus padres era importante para él. Ella se daba cuenta de que la tenía, pero tenía la sensación de que él estaba todavía tratando de compensar por aquel único error.

—Hablando de motivación —dijo Ana— se está haciendo tarde y estoy cansada.

—Yo también —Horacio se puso de pie y le tendió la mano a su mujer para ayudarla a levantarse—. Nos veremos por la mañana.

—Buenas noches —dijeron Paula y Pedro a la vez.

Se habían quedado solos. Podría haber sido algo romántico si no fueran quienes eran. Sin embargo, ella no pudo evitar que el corazón le latiera demasiado rápido. De pronto le faltaba el aire, y el único remedio era salir del espacio vital de Pedro.

1 comentario:

  1. Me encantaron los capítulos! Por ahora va todo bien con los papás de Pedro!

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