lunes, 27 de marzo de 2017

Nadie Como Tú: Capítulo 68

—Lo único que quería era a tí.

—Siempre me han atraído los riesgos, los desafíos. Nunca me detuveante nada porque no tenía nada que perder. Hasta que me enamoré de tí.

—Apartarme a un lado es una curiosa manera de demostrarlo.

—No podía dejar que miraras en mi interior. No podía correr el riesgode que me dejaras.

—Así que me dejaste tú —dijo ella sacudiendo la cabeza— Graciaspor explicarme las cosas, Pepe, pero no estoy segura de que podamos volver a tener lo que teníamos antes.

—Te equivocas. En alguna parte oí una vez que no puedes construir una vida a partir de los recuerdos. Sé por experiencia que no es cierto. Sin recuerdos,  no  tendría  vida  —dijo  y  sacando un sobre doblado de la cartera, se lo entregó—. Toma.

Ella lo tomó, con cuidado de no tocarlo.

—Esta es mi carta —dijo sorprendida.

—Sí.

—La carta en la que te decía que estaba embarazada.

—Así es.

—¿La has guardado todo este tiempo?

—Llegó justo antes de aquella última misión y la guardé en el bolsillo. Cuando los terroristas nos capturaron, la guardé dentro de mi bota. Todo el tiempo que me mantuvieron cautivo, la leí una y otra vez. Me salvó la vida. Me hizo resistir para regresar y decirte que te quería. Siempre te he querido, desde el primer momento en que te ví. Eres todo para mí —dijo mirándola con intensidad—. Dime que eso no es suficiente para construir una vida.

—No sé qué decir.

—Está bien. Seguiré hablando yo. Tienes que creerme. Prometo que nunca te fallaré. Dijiste que me querías. Espero que sigas haciéndolo a pesar de lo estúpido que he sido. Si me das otra oportunidad, pasaré el resto de mi vida demostrándote lo que valgo.

Por segunda vez en el día, la vió llorar, aunque esta vez esperaba que fuera de felicidad.

—No tienes que demostrarme nada, Pepe. Siempre he sabido que merecías la pena. Te quise la primera vez que te ví en urgencias y te quiero ahora. No creo que pueda dejar de quererte nunca.

Pedro tomó su mano y la besó. Luego, ella lo abrazó. Estaban a escasos metros de donde se habían visto por primera vez.

—Ya que la primera vez que te pedí que te casaras conmigo lo hice tan mal, esta vez debería ser más romántico y regalarte flores, para asegurarme la respuesta. Pero siendo un hombre de acción, no puedo esperar. ¿Quieres casarte conmigo, Paula?

—Lo último que dijo mi madre antes del ataque fue que tenía que dejar de preocuparme por cometer errores.

—Sé que todo esto de la comunicación es nuevo para mí, pero no séqué me has dicho. ¿Es eso un sí?

—Oh, sí —dijo sonriendo.

—Creo  que  existe  un  Dios  —dijo dejando escapar un suspiro y sonriéndole—. Y quizá algún día descubra lo que he hecho para merecerte.

—Eres un héroe.

Él sacudió la cabeza.

 —Tan sólo soy un hombre que trata de hacer las cosas bien.

—Eso es ser un héroe.

—Si tú lo dices… Parece adecuado que hayas aceptado convertirte en mi esposa aquí, en el centro médico Mercy, donde están los héroes de verdad. Y me alegro de que hayas dicho que sí.

—Dije que sí  porque te quiero  —dijo poniéndose de puntillas  y besando la cicatríz de su barbilla—Y no quiero dejar escapar a un héroe.





FIN

2 comentarios: