domingo, 26 de marzo de 2017

Nadie Como Tú: Capítulo 59

Él asintió, pero no parecía dispuesto a seguir hablando de aquello.

—Pensaré en lo que me has dicho.

Estaba segura de que no era mentira. No había ninguna duda de que él recordaría aquella conversación, pero no había conseguido ninguna promesa, ningún compromiso del único miembro de su familia de que lo ayudaría. La derrota era algo amargo, frustrante y doloroso.

—Gracias por escuchar, Federico —dijo encontrándose con su mirada — No puedo dejar de pensar que eres mi última esperanza.

—Te tiene a tí. Eso lo convierte en un afortunado.

¿De veras Pedro la tenía a ella? ¿Le había entregado su corazón al hombre que una vez la había abandonado?

—Adiós —dijo tomando el portabebés.

Él dió un paso al frente.

—Deja que cargue con él.

—No, gracias. Puedo hacerlo sola.

Tal y como siempre había hecho. Había incumplido su propia promesa y había buscado  ayuda.  Si  había algo  que la caracterizase, era su determinación. Encontraría la manera de ayudar a Pedro porque no podía encontrar la manera de dejar de sentir algo por él.


Pedro estaba agotado. No podía dormir bien en el sofá del salón de Paula,aunque seguramente eso era lo de menos. Por suerte, así podía evitar las pesadillas. Estaba junto  a  la barbacoa del edificio y dió la vuelta a las hamburguesas que estaba haciendo. Luego, tomó la botella y dió un largo trago a su cerveza.  Era agosto y seguía haciendo calor,  aunque se esperaba que las temperaturas bajaran. Eso, en lo que al tiempo se refería, puesto que Paula ya se había enfriado. Desde aquella tarde de la semana pasada en que cayó en la tentación, ella se había mostrado distante. Lo cierto es que todo había comenzado con su negativa a hablar del pasado. Desde que llegara a casa del trabajo esa misma tarde, había estado callada, distraída, preocupada. Distante. Aquello tenía que ver con lo que le había dicho antes de hacerle el amor. Después de que bajaran los niveles de testosterona y de que su cabeza se tranquilizara, se había arrepentido de lo que había dicho. Ella quería al hombre que recordaba, pero él ya no era aquel hombre. La guerra lo había cambiado. Lo que había visto y hecho lo habían convertido en alguien diferente y ya no encajaba con la gente normal, pensó mientras volvía a darle la vuelta a las hamburguesas. Estaba allí por la operación que había tenido Paula y ya se había quedado demasiado tiempo. Después de poner las hamburguesas en el plato, volvió a subir al departamento.

—La cena está lista —dijo dejando la comida en la mesa del comedor.

Sentado en su trona, Baltazar se emocionó al verlo y lo besó en la frente.

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