viernes, 10 de marzo de 2017

Nadie Como Tú: Capítulo 20

¿Cómo lo había estropeado? En el departamento de Paula, Pedro miró a su alrededor y se dió cuenta de que estaba todo revuelto. Parecía como si hubiera caído una bomba y, dado que él era el único adulto presente, toda la culpa era suya.

La ropa de Baltazar  estaba desparramada por todo el salón. Algunas prendas estaban limpias y otras no, pero no era capaz de distinguirlas puesto que estaban todas mezcladas.  Era como si se estuvieran multiplicando, aunque eso era imposible. Coches, muñecos, y juguetes cubrían todas las superficies. El asiento portabebés estaba en el suelo por si acaso era necesario hacer un viaje en coche, lo que era difícil. Mantener a su hijo tranquilo y feliz en una zona limitada le estaba resultando una misión difícil de llevara cabo. En medio de todo aquel caos estaba el balancín del bebé que había sido lo único que había funcionado. Después de todo, él era piloto de helicópteros. La cocina tampoco estaba bien. Había platos en el fregadero, fuentes en el horno y una taza de café sobre la encimera. Sobre la mesa estaba el periódico que había intentado leer hasta que se había dado por vencido.Antes  del  mediodía había intentado enderezar las cosas.  Paula  había estado llamando con cierta frecuencia y él le había asegurado que todo iba bien, lo cual no era ninguna mentira, puesto que Baltazar y él seguían respirando. Miró al bebé acurrucado en sus brazos, a escasos centímetros de su cara.

—Si fueras mayor, trataría de echarte la culpa de todo este desastre—dijo mientras el bebé agarraba su nariz y reía—. Pero tu madre nunca se lo creería. Si yo fuera tú, tendría cuidado de lo que le contara cuando fuera mayor. Por si acaso no te has dado cuenta todavía, es una mujer muy lista.

Y si de contar errores se trataba, el primero de la lista era haberla besado. Gran error. Durante todo el tiempo en que estuvo prisionero,había observado y esperado, conteniéndose aún cuando las cosas se ponían feas porque eso era lo que debía hacer un buen luchador. Pero al tenerla frente a él, mirándolo como si acabara de caer de la luna, no había podido contenerse. Su boca tentaría a un santo y ambos sabían que él no pretendía ir al cielo. No confiaba en que no volviera a hacerlo y, si Paula era la mitad de inteligente de lo que pensaba, tampoco confiaría en él. Le había dicho dos veces que era un buen hombre, pero no había mostrado su disconformidad al decir que no era decente.  Una  sutil distinción, pero Paula había sufrido las heridas y conocía la diferencia.

—Puede que tu madre no me aprecie demasiado, pero es una mujer de palabra. O no estaría cuidándote mientras ella está trabajando.

Oyó la llave en la cerradura apenas unos segundos antes de que se abriera la puerta. Paula entró con una bolsa en la mano y esbozó una amplia y falsa sonrisa, mientras su mirada evidenciaba que necesitaba ver por ella misma que todo estaba bien.

—¿Cómo está mi niño? —preguntó acercándose y dándole un beso a Balta.

El pequeño empezó a dar patadas y a agitar las manos.

—Creo que se alegra de ver a su madre.

Ella dejó la bolsa en el suelo, soltó su bolso y las llaves y tomó al bebé en brazos.

—Te he echado de menos, Balta —dijo y alzando la mirada, se dirigió a Pedro—. ¿Me ha echado de menos?

—Claro. Sólo habla de tí.

—Mentiroso —dijo mirando a su alrededor—. Por el aspecto de esta habitación, no le has dado oportunidad de echarme de menos.

—Sí —repuso pasándose la mano por el pelo—. Sobre todo este desorden…

—Era broma, Pedro, no importa. Lo único que me preocupa es que esté bien. Y tú has sobrevivido.

A duras penas, pero no estaba dispuesto a contarle lo cerca que había estado de rendirse.

—Lo creas o no, conseguí hacer una tanda de la colada.

—¿Y dónde la has dejado?

—Buena pregunta. La mejor explicación es que se ha perdido en acción. Tenía un montón de ropa limpia y otro de ropa sucia y cuando fui a buscar una camiseta, todo se mezcló.

—Mételo todo en la lavadora —dijo ella encogiéndose de hombros—.No hay mayor problema.

—Sí lo hay —dijo él cruzándose de brazos—. No sé cómo te las arreglas tú sola.

Le dolía cada músculo del cuerpo y estaba agotado.

—No he dicho que fuera fácil.

—Hasta hoy, pensé que lo era.

—¿Quién eres tú y qué le has hecho a Pedro Alfonso? —preguntó Paula ladeando la cabeza y se quedó mirándolo—. Me gusta esta nueva actitud.

—Sólo hace falta pasar un día en las trincheras —dijo mirando a su alrededor—. ¿Quieres que te ayude a arreglarlo?

—Está bien, puedo hacerlo yo.

No tenía ninguna duda de ello. Era una mujer increíble y  cada vez que la miraba recordaba su suavidad  y lo perfectamente bien que encajaban sus cuerpos. Era el momento de salir de allí.

—Será mejor que me vaya.

Ella dejó al bebé sobre la alfombra y luego lo miró.

—¿Quieres quedarte a cenar?

 Aquella pregunta tenía trampa. Temía decir que sí por lo mucho que lo deseaba. Al fin y al cabo, lo único que le esperaba era una gran casavacía. Si se quedaba, disfrutaría de un entorno cálido. Si decía que no,arriesgaría la tregua que había entre ellos.

—Es una pregunta simple  —dijo—.  Para  ayudarte a  tomar una decisión, te diré que he parado en un pequeño restaurante de Arroyo Grande.

—¿Carlino?

 —Te acuerdas.

No lo había olvidado nunca. Durante los días y las noches que había pasado a solas había recordado aquel restaurante tan romántico con sus velas, sus flores en las mesas y su buen vino, además de los mejores ravioli con salsa de tomate que nunca había tomado. Con Paula sentada en la mesa frente a él, la vida había sido prácticamente perfecta.

—Sí —dijo él—, lo recuerdo.

—He traído comida —dijo levantando la bolsa—. Hay suficiente para un ejército.

—Soy un marine.

Había mantenido la cordura releyendo una y otra vez la carta de ella,recordando los buenos ratos y pensando en ella y en el hijo que habían engendrado juntos Había esperado tener una oportunidad de escapar,pero luego había decidido abandonar esa idea para volver a casa con su hijo. La había dejado antes de que ella lo dejara a él. No daría a ninguna mujer la oportunidad de traicionarlo de nuevo.

1 comentario:

  1. Muy buenos capítulos!!! A los 2 les cuesta confiar, y tienen sus motivos!

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