viernes, 4 de marzo de 2016

Necesito Tu Amor: Capítulo 71

Él sacudió la cabeza.

—Eso no está bien.

—No puedes dirigir todos mis movimientos.

—Ni lo pretendo.

—Entonces, ¿por qué estás aquí?

—Porque tú estás aquí.

—Dejaste que Giuliana se quedara en la casa —acusó ella.

—Tenía cosas que decirle —ella lo miró de refilón sin decir nada— ¿No quieres saber lo que le dije?

—No —no quería saber si aún sentía algo por su ex prometida.

—¿Cómo puedes dudar de mí después de lo de ayer? —preguntó él en tono cada vez más irritado.

Ella lo miró con cara acusadora.

—Compartimos nuestros cuerpos. Según Giuliana, eso no es nuevo para tí.

—Compartimos nuestras almas, y eso, esposa mía, es algo que nunca había hecho con ninguna otra mujer.

Ella deseaba creerlo con todas sus fuerzas. Las lágrimas le quemaban los ojos y le dolía la garganta.

—¿Sí?

—Sí.

No pudo contener las lágrimas y se volvió para que no la viera, pero no encontró la paz que buscaba. El dolor la embargaba y los sollozos no se hicieron esperar. Él la tomó por los hombros.

—No te hagas esto a tí misma. No podemos cambiar el pasado.

Ella se giró, apartándole las manos. Se sentía como un animal herido, deseoso de huir.

—No me toques.

—¿No se supone que con el amor llega el perdón?

¿Perdón? ¿Por qué? ¿Esperaba que lo perdonase por no amarla? No era una cuestión de perdonar, sino de aceptar.

—No sé si puedo —dijo, casi hablando para sí misma.

—No te dejaré ir, esposa mía. Eres mía.

—Nunca he deseado pertenecer a nadie más.

—¿Y por qué me dices que no te toque?

—Estoy dolida.

—Apartarte de mí no mejorará las cosas.

Ella sintió sobrevenir otro sollozo y él la tomó en brazos.

—Ven, cara. Vamos a casa para poder hablar con tranquilidad.

—¿Dónde está mi casa? —dijo, pensando en la cara de satisfacción de Giuliana cuando ella salió de la sala.

—Donde yo esté —su voz vibró y su boca la buscó para besarla casi dolorosamente.

Ella respondió con la pasión desatada de la angustia, sin tener en cuenta el lugar donde estaba hasta que oyó a un niño preguntarle a su madre que qué estaban haciendo ese hombre y su novia.

—Pedro, bájame —dijo, pensando en los turistas que les miraban.

—No —dijo él, lleno de rabia.

¿Por qué estaba tan enfadado?

3 comentarios:

  1. Muy buenos capítulos! Pedro debería ser más comprensivo con Paula, respetarla, y más adelante de esa arpía!

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  2. Que desaparezca Giuliana. Que se la trague la tierra!!

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  3. Pero qué maldita esa Giuliana. Pedro tiene que decirle que la ama a Pau

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