lunes, 14 de marzo de 2016

La Impostora: Capítulo 32

Pau tenía intención de contarle a Pedro la verdad. Sabía que estaría mal no hacerlo. Pero encontrar el momento adecuado fue mucho más difícil de lo que había pensado, aunque sabía que no iba a ser fácil.

Pedro dejó el hospital el lunes y se instaló en la suite del mismo hotel que sus padres. Pau tenía que dejar todos los expedientes en orden para su sustituto y no pudo ir a verlo antes de la cena con sus padres. Así que no pudieron estar solos hasta que sus padres se fueron a dormir y ellos se escaparon a su habitación.

Por supuesto lo único que no tenían en mente en ese momento era hablar y pasó un largo rato hasta que se separaron con desgana y dejaron paso al mundo real.

—Esta suite debe de costar un dineral —dijo Pau.

Recostada en el sofá, con Pedro abrazándola por detrás y drogada de besos que hacían que su corazón latiera a toda velocidad, echó un vistazo a la elegante decoración con los ojos semicerrados. Detrás de ella, el corazón de Pedro latía con tanta fuerza como el suyo. Había sido él el quien había querido parar antes de que las cosas llegaran a un punto sin retorno. Aún no estaba recuperado del todo y lo último que querían era que volviera al hospital. Pedro empezó a acariciar su nuca suavemente mientras miraba a su alrededor.

—Me lo puedo permitir —dijo de forma natural, sonriendo ligeramente.

— ¿Eso quiere decir que eres rico? —preguntó ella burlona.

Pedro rió suavemente, un sonido que hacía que su corazón se agitara.

—Soy muy bueno en mi trabajo.

Pau  sabía que estaba repitiendo sus palabras y entendió el mensaje subliminal.

Al mismo tiempo, recordó algo que dijo Micaela sobre su dinero, pero entonces no la había prestado atención. En este momento sí lo hizo.

— ¿Cómo de rico, muy rico o asquerosamente rico? —preguntó intentando disimular su incomodidad.

—Asquerosamente rico. ¿Te alegras de casarte conmigo?

¿Por su dinero? Su primer instinto fue defenderse de broma, como él probablemente pensó que haría, pero ésa era la razón por la que Micaela iba a casarse con él y ella no podía bromear con algo que la repugnaba.

—Me voy a casar contigo porque te quiero, no por tu dinero.

—Venga —Pedro tomó su cara para ver su expresión —era una broma.

A ella no le parecía divertido, sobre todo porque sabía que con su hermana había sido verdad.

—Pues no ha tenido gracia —dijo ella muy seria.

—Ya veo —dijo tomando su mano y besándola dulcemente—. Sé por qué te casas conmigo.

Pau  se quedó mirándolo. Aquél era el momento perfecto. Debería decírselo ahora. Quitárselo de en medio para poder empezar su vida juntos. Pero, incluso cuando abrió la boca para decírselo, dudó. Las dudas la asaltaron hasta que casi se puso enferma. ¿Qué pasaría si él no lo entendía? ¿Qué pasaría si no pudiera excusar esa mentira? Peor, ¿si no podía perdonarla? Lo perdería. La horrible posibilidad hizo que se helara por dentro. Nunca en su vida había sentido un miedo así. Si perdiera a Pedro...

Desesperadamente intentó razonar. Temía lo peor porque se sentía vulnerable. Podía no ocurrir eso. Pero existía esa posibilidad y se acobardó. No podía decírselo en esos momentos. Se lo diría, pero cuando se sintiera más segura. Ella levantó la mano y acercó la cara de él a la suya.

—Sé que lo sabes. Te quiero, Pedro, te quiero tanto... —declaró apasionadamente y lo besó casi con desesperación.

Cuando Pedro respondió a su beso, el mundo se desvaneció y la oportunidad se perdió para siempre.

3 comentarios:

  1. Ayyyyyyyyyyyy, la tormenta y tsunami que se va a venir cuando sepa la verdad jajajajaja. Muy buenos los caps.

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  2. Que no le diga nada así no se viene el tsunami ya que està mas que bien la relación!!

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  3. Mmmm me parece que mientras más posterga la verdad Paula, peor va a ser que él entienda! Geniales estos capítulos!

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