miércoles, 23 de marzo de 2016

La Impostora: Capítulo 55

— ¿Pasa algo querida? —preguntó Ana.

Pau colgó el teléfono y sonrió nerviosa.

—Era Pedro. Me temo que va a llegar tarde.

Su madre parecía decepcionada también.

—Lo siento mucho, pero después de una vida entera casada con un abogado no puedo decir que esté sorprendida. Decepcionada sí, pero no sorprendida. Venga, vamos a alegrarnos la vida con una taza de café.

Pau se dejó llevar pero no pudo relajarse. La tarde dejaba paso a la noche y los invitados empezaron a llegar unos tras otros, pero ni siquiera ellos consiguieron distraerla. Hizo un gran esfuerzo para disfrutar del ambiente de fiesta, pero tras un par de horas tuvo que disculparse y buscar un momento de calma.

La biblioteca era un oasis de paz y se dirigió hacia la ventana buscando el rastro de faros en la carretera. Pedro había llamado hacía horas. Ninguna reunión podía durar tanto.

Oyó pasos tras ella y, cuando se volvió, vió al hermano pequeño de Pedro, Fede, sonriendo mientras se acercaba a ella.

—Ah, estás aquí.

Se acercó a ella y miró por la ventana.

— ¿Pedro sigue sin llegar?

Intentaba parecer alegre, pero Pau sabía que estaba decepcionado.

—Estoy empezando a pensar que va a llegar el día del Juicio por la tarde —dijo ella caustica.

—Al diablo con él. Olvídalo y baila conmigo —dijo y Pau tuvo que sonreír ante su carita de niño grande.

—Vale, pero sólo si a Isabel no le importa —accedió ella, tomándolo del brazo y yendo con él hasta el patio.

—No te preocupes por Isabel —contestó él—. Me ha enviado ella a buscarte. Dijo que parecías sentirte sola.

Pau se preguntaba si su cara sería un libro abierto en el que todo el mundo podía ver lo que estaba pasando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario