lunes, 7 de marzo de 2016

La Impostora: Capítulo 6

Cuando se inclinó sobre la cama para tranquilizarlo vió los ojos miel más hermosos que había visto nunca. Sin darse cuenta, se perdió en su insondable profundidad. Su corazón empezó a latir a gran velocidad y algo pareció removerse dentro de ella. Su cerebro dejó de funcionar, pero a nivel sensorial era como si cada nervio de su cuerpo hubiera sido encendido por un impulso eléctrico que latía dentro de ella.

— ¿Pau?

Dijo su nombre por tercera vez con angustia. Como si estuviera saliendo de un sueño, ella lo miró mareada, con la boca seca y el corazón acelerado. Asustada por lo que le estaba pasando, intentó recuperar la compostura y la ayudó el dolor que vio empañando los ojos de él.

—Estoy aquí —contestó apretando su mano cálidamente.

Pedro Alfonso tragó saliva con dificultad. Su respiración era muy dificultosa.

— ¿Estás bien? —preguntó él.

No, no lo estaba. No sabía si volvería a estar bien alguna vez, pero eso no era lo que él preguntaba. Quería saber si la mujer que amaba estaba herida. Ya habría tiempo más tarde para decirle que ella no era quien él creía. Que Micaela tampoco era quien él creía. Pero, por el momento, lo que necesitaba era tranquilidad.

—Estoy bien. Intenta no hablar, Pedro. Estás herido.

Él intentó levantar la cabeza y gimió de dolor.

— ¿Estoy muy malherido?

Con la mano libre ella empezó a peinar su pelo húmedo. Era muy sedoso y cuando sus rizos se enredaron entre sus dedos ella sintió qué también se enredaban en su corazón. Era una sensación tan extraña que Pau no sabía qué le estaba ocurriendo y decidió ignorarlo.

—Te han tenido que operar. No conozco los detalles, pero han dicho que te vas a poner bien.

Vió que él cerraba de nuevo los ojos y, suspirando, empezó a apartarse de la cama, pero los dedos de él apretaron tan fuertemente los suyos que tuvo que morderse los labios para no llorar. La estaba mirando a través de sus ojos semi cerrados.

—Quédate conmigo —dijo intentando mantener los ojos abiertos.

Una batalla que perdió casi inmediatamente y Pau se dió cuenta de que tardaría en volver a despertarse. Volvía a estar inconsciente.

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