domingo, 27 de marzo de 2016

La Impostora: Capítulo 60

—Fuera lo que fuera, me deseabas.

Él apretó las mandíbulas.

—Sí —admitió él entre dientes.

—Yo también te deseo, Pedro—confirmó Pau.

Pedro se metió las manos en el bolsillo del pantalón.

— ¿Tú crees que eso va a hacer que me desprecie menos? —dijo salvajemente, hincando una daga en su corazón.

Aquello dolía de verdad y Pau sintió que todo el calor desaparecía de su cuerpo.

—Maldito seas, Pedro. ¡Ojala pudiera odiarte! —dijo con voz dolorida dándose la vuelta.

Tenía que alejarse de él. No podía quedarse para que él descargara su ira sobre ella.

Con las piernas flaqueantes se alejó. Podía herirla de mil maneras porque lo amaba con locura. Sabía que lo amaría siempre, pasara lo que pasara.

Pau se despertó suspirando. El dormitorio estaba bañado con la luz del sol, suficiente para ver el lado vacío de la cama junto a ella. No sabía dónde había pasado Pedro la noche y no la sorprendería que hubiera dormido en cualquier sitio para no estar a su lado después de lo que había dicho la noche anterior.

No era agradable pensar que Pedro se despreciaba a sí mismo por desearla, pero lo único que quería recordar después de haber pasado toda la noche dando vueltas en la cama era que él la seguía deseando. Esa sofocante atracción que encendía el aire a su alrededor seguía viva. Él lucharía contra ello hasta morir, pero no podía negárselo a sí mismo. Y si la deseaba, su amor no estaría muerto. Estaba furioso con ella. Lo que había hecho estaba mal y no lo podía negar, pero estaba segura de que él tampoco podría negar que había algo especial entre ellos.

Demasiado especial para olvidarlo.

Deseando apartar de su mente esos pensamientos, se sentó en la cama y sintió náuseas. Echando las mantas hacia atrás, corrió hacia el baño. Cuando se le pasó, se lavó la cara con agua fría y se cepilló los dientes. Sintiéndose ligeramente mejor, tomó una ducha y se puso unos vaqueros blancos y una camiseta azul esmeralda. Se pasó un cepillo por el pelo y bajó a reunirse con la familia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario