domingo, 20 de marzo de 2016

La Impostora: Capítulo 48

— ¡Te he hecho una pregunta, Pau! —casi gritó Pedro—. ¿Creías que no me iba a enterar?

Ella tragó saliva, deseando poder mentir pero sabiendo que no podría.

—Sí.

Pedro se dirigió hacia el bar para ponerse una copa que tomó de un solo trago antes de volverse a mirarla.

— ¿Cómo he podido pensar que te conocía? ¡No te conozco en absoluto!

—Eso no es cierto —negó ella rápidamente—. Lo sabes todo sobre mí.

Él hizo una mueca, estudiando su tensa figura.

—Lo único que sé con seguridad, querida esposa, es que eres una embustera.

Pau respiró profundamente, intentando no mostrar que estaba temblando.

—Sólo te he mentido sobre una cosa y lo hice porque no podía soportar la idea de que me miraras como me estás mirando ahora mismo —exclamó desesperada, a punto de llorar.

— ¿Y cómo te estoy mirando, Pau? —preguntó con salvaje ironía.

Ella sostuvo su mirada con esfuerzo.

—Como si me despreciaras —susurró con voz entrecortada.

—Qué perceptiva eres —dijo cínicamente.

Pau estaba helada y pálida como un fantasma.

—Pedro, por favor, no hagas esto. Por favor, deja que te explique —suplicó sin pensar en su orgullo.

¿Para qué le valdría su orgullo si perdiera a Pedro?

— ¿Y qué me vas a explicar, querida? —preguntó Pedro, usando el adjetivo como un instrumento cortante—. ¿Que tu hermana y tú son un par de buscavidas? ¡No sé a cuál de las dos desprecio más! ¡Si a tu hermana porque no pudo resistir la idea de casarse con un paralítico o a tí porque no hubieras tenido ningún problema en hacerlo para conseguir lo que querías!

— ¡No fue así!

— ¿Entonces, cómo fue Pau? ¡Cuéntamelo, estoy deseando saberlo!

Pau se pasó una mano temblorosa por el pelo.

—Es verdad que Micaela iba a casarse contigo por tu dinero, pero, te lo juro, yo no lo hice por eso.

— ¿Ah, no? Entonces supongo que vas a decirme que te enamoraste de mí a primera vista.

—Eso es exactamente lo que pasó.

— ¿De verdad quieres que me crea eso? —preguntó Pedro fríamente—. Si eres capaz de mentir sobre tu propia familia, tendré que preguntarme sobre qué más me has mentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario