lunes, 5 de octubre de 2015

Tentaciones Irresistibles Parte 4: Epílogo

Era una cálida noche de verano, con el cielo completamente despejado. Eran más de las siete y todavía no se había puesto el sol. Al fin y al cabo, estaban en Seattle, una ciudad famosa por sus interminables tardes de verano.
Eran cerca de trescientas las personas reunidas en el jardín. El olor de las rosas y los jazmines impregnaba el aire. A la izquierda, una pequeña orquesta tocaba suavemente mientras la abuela del novio se sentaba.
—Arturo está muy elegante —dijo Federico mientras recorría con Gloria el pasillo que habían dejado entre los asientos.
—No te hagas el gracioso—replicó Gloria, ligeramente avergonzada por estar saliendo con un hombre a su edad.
Llevaba tres meses saliendo con Arturo y había decidido invitarle a la boda.
—No me estoy haciendo el gracioso. Además, ni siquiera nos has contado si estáis teniendo relaciones sexuales. Se nos haría demasiado extraño.
—Yo tuve que enterarme de tus habilidades sexuales por los periódicos. Creo que sería una buena venganza.
Federico sonrió de oreja a oreja.
—De acuerdo, habla si quieres, pero no me va a gustar.
—Creo que podré soportarlo.
Llegaron al banco en el que tenía que sentarse Gloria. Allí le estaba esperando Arthur, un empresario ocho años más joven que ella. Cuando Gloria se sentó, Federico se inclinó y le dió un beso en la mejilla.
—Estás muy atractiva.
Gloria apartó bruscamente el brazo, pero sonrió.
Paula esperaba en el salón de la familia Schulz, mirando a través de las persianas.
—Me temo que Clara se va a llevar una gran decepción con las luces. Hay demasiada luz todavía y no resaltan casi.
—Ya lo harán más tarde —dijo Malena mientras se ajustaba el vestido de dama de honor—. ¿Se me ve muy gorda? Me parece increíble estar preguntando una cosa así. Pero qué me dices, ¿estoy bien?
Paula le sonrió a su cuñada. A pesar de que Malena y Federico pretendían casarse después de que lo hicieran Agustín y Clara, un embarazo inesperado les había enviado a Las Vegas un mes atrás. Se habían casado casi en secreto y estaban en aquel momento preparándose para ir a vivir con Gloria. Como los recién casados no tenían ningún problema de dinero, la única razón que podían tener eran las ganas de vivir con aquella anciana. Desde luego, Lori era una mujer muy valiente, pensó Paula con una sonrisa.
—Estás preciosa —le dijo Paula—. El estilo del vestido disimula completamente la barriga.
—¿Han visto los canapés? —preguntó Sofía, que entraba en ese momento en la habitación—. No estoy segura de que el salmón esté suficientemente fresco. ¿A tí qué te parece?
Matías apareció en ese momento al lado de su esposa y le dió un beso.
—Respira hondo —le pidió—. Estás preciosa.
—La verdad es que cuando vi estos vestidos me asusté —admitió Sofía—. Pero ahora me gustan.
Carmen también entró en el salón.
—¿Ya está todo el mundo preparado? Es la hora.
Paula observó a su futura suegra maravillada por su capacidad para enfrentarse a algo tan complicado como una boda de la familia Chaves.
Pedro se acercó en aquel momento a Paula y le dió un beso en el cuello.
—¿Estás tomando notas para nuestra boda?
—En realidad ya está casi todo planeado —le recordó Paula.
Ya habían fijado una fecha para la boda, aunque estaban planeando una ceremonia mucho más sencilla que aquélla. Sería una ceremonia familiar y Sofía se encargaría del catering. Paula no era tan valiente como Clara. Prefería poner a una amiga y cuñada a cargo de aquella tarea a arriesgarse a recibir quejas.
—¿Querrás lucecitas en tu boda? —le preguntó Pedro en voz susurrante.
—Por supuesto. Me encantan. Y creo que dejaré que sean sólo tus hermanas las damas de honor. Así no habrá ninguna discusión sobre los vestidos. Deberías habernos oído a las cuatro en la tienda de novias.
Sonrió al decirlo, recordando la tarde de discusiones, chocolate y champán. Al final, estaban tan achispadas que ni siquiera se acordaban de lo que habían acordado y, cuando habían llegado los vestidos de color rosa, se habían quedado todas estupefactas.
—¿Te he dicho ya cuánto te quiero? —le preguntó Pedro.
Paula le sonrió.
—Creo que me lo has comentado en alguna ocasión. Aunque ahora no lo recuerdo bien…
Pedro la besó.
—Te quiero. Y siempre te querré.
—Estupendo, porque pienso recordártelo.
—¿Eso es un desafío? Porque me encantan los desafíos.
Carmen alzó las manos.
—Muy bien, ahora, formen las parejas. Que todo el mundo se prepare. En cuanto la música cambie… ¡Ahora!
Abrió las puertas del salón que daban al jardín. La orquesta estaba interpretando una melodía romántica. Matías y Sofía fueron los primeros en salir. Malena y Federico les siguieron. Paula miró a la novia y sonrió, después agarró a Pedro del brazo. Carmen les hizo un gesto para que se detuvieran antes de comenzar a cruzar el pasillo.
Se inclinó hacia ellos y susurró:
—No se lo digan a nadie, pero son mi pareja favorita.
—Y la mía también —contestó Pedro, antes de salir junto a Paula hacia el sol de la tarde.



FIN

4 comentarios:

  1. Me encanto esta historia!!! Muy linda! ❤

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  2. Hermoso final Naty. Me encantó esta parte de la historia.

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  3. hay como ame toda esta historia como fuiste contando la historia de cada hermanos me encanto

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  4. Hermoso final! Hermosas todas y cada una de las historias!!!! Voy a extrañar esta novela!

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